Osho transformación del 51 al 60

Osho transformación del 51 al 60

Oráculo Osho transformación. Carta 51ª. Dejando Ir el Pasado.

Oráculo Osho transformación. Carta 52ª. Arrepentimiento.

Oráculo Osho transformación. Carta 53ª. Juego.

Oráculo Osho transformación. Carta 54ª. Intención Focalizada.

Oráculo Osho transformación. Carta 55ª. Sexo.

Oráculo Osho transformación. Carta 56ª. Devoción.

Oráculo Osho transformación. Carta 57ª. Inteligencia.

Oráculo Osho transformación. Carta 58ª. Haciendo.

Oráculo Osho transformación. Carta 59ª. El Viaje.

Oráculo Osho transformación. Carta 60ª. Risa.

51. Dejando Ir el Pasado
Deja a los muertos enterrar a los muertos

Reúne coraje; el viaje ya ha empezado. Aunque volvieras ya no volverías a encontrar la misma orilla. Aunque volvieras, los viejos juguetes ya no serían de ninguna utilidad; has acabado con ellos, sabes que eran juguetes. Ahora tienes que encontrar lo real, tienes que investigarlo. Y tampoco está tan lejos; está dentro de ti.

Un hombre que viva de acuerdo con el pasado forzosamente sentirá aburrimiento, falta de sentido, y una especie de angustia: «¿Qué hago aquí? ¿Por qué sigo vivo? ¿Qué pasará mañana? ¿Será otra repetición del día de hoy? Y hoy es una repetición de ayer». Entonces, ¿qué sentido tiene? ¿Por qué ir arrastrándote de la cuna a la tumba en la misma rutina?

Esto es perfecto para búfalos y monos, porque no tienen memoria del pasado y no tienen ni idea del futuro. No se sienten aburridos, porque para eso se requiere cierta conciencia. Esta conciencia sabe que lo hiciste ayer, lo estás repitiendo hoy y volverás a hacerlo mañana; porque no sales del pasado, no lo dejas morir, lo mantienes vivo. Éste es el dilema que todo el mundo enfrenta en la vida y la única solución es dejar que muera el pasado.

En la vida de Jesús hay una historia muy hermosa. Llega a un lago; es por la mañana, el sol todavía no ha salido y un pescador va a lanzar su red al agua. Jesús le pone la mano en el hombro y le dice: —¿Cuánto tiempo vas a seguir haciendo lo mismo? Cada día, mañana, tarde y noche, no haces otra cosa que pescar peces. ¿Piensas que la vida está hecha para esto?

Pasado

—Nunca lo había pensado —responde el pescador—, pero ahora que me has planteado la pregunta, puedo entender lo que quieres decir, que la vida debe ser algo más.

—Sígueme y te enseñaré a ser pescador de hombres —dice Jesús—. El hombre miró en los ojos de Jesús… tal profundidad, tal sinceridad, tanto amor que no se podía poner en duda a aquel hombre, tal silencio rodeándole que uno no puede decirle que no. El pescador lanzó su red al agua y siguió a Jesús.

Cuando salían de la ciudad, llegó un hombre corriendo y dijo al pescador: —¡Vuestro padre que llevaba tantos días enfermo acaba de morir! ¡Venid a casa!

El pescador preguntó a Jesús: —Dame tres días para poder hacer los rituales que se esperan de un hijo cuando muere su padre. Y ésta es la frase que quiero que recordéis: Jesús dice al pescador: —Dejad que los muertos entierren a los muertos, tú ven conmigo.

¿Qué quiere decir? «Toda la ciudad está llena de gente muerta; ellos se encargarán del sepelio de tu padre. Tú eres necesario en otra parte, ven conmigo».

A cada momento hay algo que se muere. No seas coleccionistas de antigüedades; dejad de lado lo muerto. Seguid la vida, fluid con la vida, con vuestra totalidad e intensidad, y nunca afrontaréis ningún dilema, ningún problema.

52. Arrepentimiento
Cuando Shibli tiró la rosa

Si has hecho algo equivocado, ve donde esa persona. Sé humilde, pide perdón. Sólo esa persona puede perdonarte, nadie más. Y recuerda que ése es el significado de la palabra «pecado»: olvido. Por tanto, no vuelvas a olvidarlo y repitas lo mismo; en otro caso, pedir perdón perderá todo el sentido. Sé cuidadoso, permanece alerta, sé consciente; y no vuelvas a hacer lo mismo. Recuerda no cometer otra vez el mismo error; esto debería convertirse en una decisión que tomas, entonces estás realmente arrepentido. El arrepentimiento puede convertirse en un fenómeno muy, muy profundo si comprendes la responsabilidad. Entonces, incluso algo mínimo, si se convierte en verdadero arrepentimiento, no sólo verbal, no sólo superficial; si se hunde en tus raíces, si te arrepientes de raíz; si todo tu ser tiembla y llora, y te salen lágrimas —no sólo de tus ojos, de cada célula de tu cuerpo— entonces el arrepentimiento puede convertirse en una transfiguración.

Arrepentimiento

La primera vez que se dio a conocer el nombre de Shibli fue cuando Mansoor al-Hillaj estaba siendo asesinado. En el pasado, muchos han sido asesinados por gente supuestamente religiosa —Jesús fue asesinado—, pero nunca hubo un crimen igual al de al-Hillaj. Primero le cortaron las piernas —estando vivo— y después las manos. Después le arrancaron la lengua y le sacaron los ojos; y seguía vivo. Lo cortaron en pedazos.

¿Y cuál era el crimen que había cometido? Había dicho: An’al Hak. Signfica: «Soy la Verdad, soy Dios». Todos los videntes de los Upanishads lo declaran: «Aham Brahmasmi: soy Brahma, el Ser Supremo». Pero los mahometanos no pudieron tolerarlo.

Mansoor es uno de los grandes sufíes. Cuando empezaron a cortarle las manos miró al cielo, rezó a Dios y dijo: —¡No puedes engañarme! Puedo verte en todos los presentes. ¿Estás tratando de engañarme? ¿Has venido como un asesino, como un enemigo? Pues te digo que vengas como vengas te reconoceré, porque te he reconocido dentro de mí. Ahora no hay posibilidad de engaño.

Shibli era compañero y amigo de al-Hillaj. La gente tiraba piedras y barro para ridiculizar a al-Hillaj, y Shibli permanecía allí. Mansoor se reía. De repente empezó a llorar porque Shibli le lanzó una rosa. Alguien le preguntó: —¿Qué pasa? ¿Te has vuelto loco? ¿Te ríes cuando te tiran piedras y ahora que Shibli te ha lanzado una rosa te pones a llorar?

Mansoor dijo: —La gente que me tira piedras no sabe lo que hace. Pero Shibli tiene que saberlo. Será difícil que Dios le perdone. Otros serán perdonados porque actúan por ignorancia; no pueden evitarlo. En su ceguera es todo lo que pueden hacer. Pero Shibli, ¡es alguien que sabe! Por eso lloro por él. Él es el único que está cometiendo un pecado aquí.

Y esta declaración de Mansoor cambió completamente a Shibli. Tiró el Corán, las escrituras y dijo: —Ni siquiera me han hecho comprender que todo conocimiento es inútil. Ahora buscaré el verdadero conocimiento. Y cuando después le preguntaron por qué había lanzado la rosa, dijo: —Tenía miedo de la multitud. Si no hubiera lanzado nada, la gente podría creer que soy de su grupo. Podrían ponerse violentos conmigo. Por eso lancé la flor, fue una concesión. Mansoor tenía razón: lloraba por mi miedo, por mi cobardía. Lloraba porque había transigido ante la multitud. Pero Shibli entendió. El llanto de Mansoor fue transformador.

53. Juego
El reto de Krishna a Arjuna

Tu mente sigue jugando infinitamente: todo lo que ocurre no es más que un sueño en una habitación vacía. Durante la meditación, uno tiene que observar la mente jugar, como niños que juegan y saltan porque les sobra energía; eso es todo. Los pensamientos saltan, juegan, sólo es un juego; no te los tomes en serio. Si tienes un mal pensamiento, no te sientas culpable. O si tienes un gran pensamiento, un pensamiento muy bueno —que quieres servir a la humanidad y transformar todo el mundo, y que quieres traer el cielo a la tierra— no dejes que hinche mucho tu ego, no sientas que te has vuelto muy grande. No son más que juegos de la mente, que a veces sube y otras bajas. Lo que ocurre es que rebosa energía, tomando muchas formas diferentes.

La dimensión de juego tiene que ser aplicada a toda tu vida. Hagas lo que hagas, permanece en esa actividad tan totalmente que el fin se vuelva irrelevante. El fin vendrá, tiene que venir, pero no está en tu mente. Estás jugando, estás disfrutando.

Esto es lo que Krishna quiere decir —durante el Mahabarata, la gran guerra relatada en el Gita— cuando dice a su discípulo que deje el futuro en manos de lo divino: «El resultado de tu actividad está en manos de lo divino, simplemente actúa». Este «hacer simple» se convierte en un juego.

Juego

Esto es lo que a Arjuna le resulta difícil de entender, porque dice que, si sólo es un juego, ¿por qué matar? ¿Por qué luchar? Pero toda la vida de Krishna no es más que un juego; no podrías encontrar en ninguna parte a un hombre tan poco serio. Toda su vida es sólo un juego, una obra, un drama. Disfruta de todo, pero no se lo toma en serio. Lo disfruta intensamente pero no se preocupa del resultado. Lo que ocurra es irrelevante.

A Arjuna le resulta difícil comprender a Krishna porque Arjuna calcula, piensa en término de los resultados. Al principio del Gita dice: «Todo esto parece tan absurdo. En ambos lados mis amigos y mis parientes esperan dispuestos a luchar. Gane quien gane será una pérdida, porque mi familia, mis parientes y mis amigos serán destruidos. Aunque gane, no valdrá de nada porque, ¿a quién voy a mostrar mi victoria? Las victorias son significativas por todos los amigos, parientes, familiares que las disfrutan. Pero no quedará nadie, la victoria será sobre cadáveres. ¿Quién la valorará? ¿Quién dirá: ‘Arjuna, has hecho algo importante’? Por tanto, ganar o perder me parece absurdo. Todo esto es un sinsentido». Quería renunciar a luchar. Era mortalmente serio y cualquiera que calcule también lo será.

El entorno del Gita es único. La guerra es el asunto más serio. No puedes jugar con ella porque están implicadas muchas vidas; no puedes jugar. Y Krihsna insiste en que incluso allí tienes que estar dispuesto a jugar. No pienses en lo que va a pasar al final, simplemente permanece en el aquí y ahora. Simplemente sé un guerrero, jugando. No te preocupes por el resultado porque el resultado está en manos de lo divino.

Y la cuestión no es ni siquiera si el resultado está en manos de lo divino o no; la cuestión es que no debería estar en tus manos, no debería depender de ti. Si depende de ti, tu vida no puede ser meditativa.

54. Intención FocalizadaSaraha y la hacedora de flechas

La mente es tan astuta que puede esconderse hasta en las vestimentas de su mismo opuesto. Desde la indulgencia se puede tornar en asceticismo, de ser materialista puede hacerse espiritual, de ser mundano puede tornarse en etéreo. Pero la mente es la mente – ya sea que estés pro el mundo o contra el mundo, permaneces enjaulado en la mente.

Pro o contra, ambos son partes de la mente. Cuando la mente desaparece, la mente desaparece en una conciencia sin elecciones. Cuando dejas de elegir, cuando no estás ni a favor ni en contra – eso es detenerse en el medio. Una elección conduce a la izquierda, un extremo; otra elección conduce a la derecha, al otro extremo. Si no lo eliges, estás exactamente en el medio. Esto es la relajación, esto es descanso. Te vuelves sin elecciones, sin obsesiones, y en ese estado de no-obsesión, de conciencia-sin-elección, surje la inteligencia que ha estada dormida en lo profundo de tu ser. Sé tu propia luz.

Saraha, el fundador del Tantra, era hijo de un brahmán muy erudito que vivía en la corte del rey Mahapala. El rey estaba dispuesto a dar a su propia hija a Saraha, pero Saraha quería renunciar a todo; quería hacerse sannyasin.

El rey trató de persuadirle: Saraha era tan guapo y tan inteligente, era un hombre tan hermoso. Pero él insistió y al final tuvieron que darle permiso: Saraha se hizo discípulo de Sri Kirti. Lo primero que le dijo Sri Kirti fue: «Olvídate de todos los vedas, de todos tus conocimientos y de todo ese sin sentido». Le resultó muy difícil, pero él estaba dispuesto a todo. Fueron pasando los años y, poco a poco, borró todo lo que había conocido. Se convirtió en un gran meditador.

Focalizar

Un día, mientras Saraha estaba meditando, de repente tuvo una visión: había una mujer en el mercado que sería su verdadera maestra. Fue al mercado. Vio a aquella mujer, que era joven, muy viva, irradiaba vida; estaba cortando una flecha sin mirar a la izquierda ni a la derecha, totalmente absorta en lo que hacía. Inmediatamente sintió algo extraordinario en su presencia, algo que no había conocido antes. Algo tan fresco, algo de la fuente misma. La flecha estaba preparada. La mujer, con un ojo cerrado y el otro abierto, asumió la postura de ir a disparar la flecha hacia una diana invisible…Y ocurrió algo, algo como una comunión.

Saraha nunca se había sentido así. En ese momento, el significado espiritual de lo que ella hacía caló en él. No miraba a la izquierda ni a la derecha, sólo al medio. Por primera vez entendió lo que quiere decir Buda cuando habla de estar en el medio: evita el eje. Puedes desplazarte de derecha a izquierda, de izquierda a derecha, pero serás como un péndulo en movimiento. Estar en el medio significa que el péndulo está simplemente allí, no va a la derecha ni a la izquierda. Entonces el reloj se para, entonces el mundo se para. Entonces ya no hay tiempo… se produce el estado de no-tiempo. Sri Kirti le había hablado de él muchas veces; Saraha había leído sobre él, había reflexionado, contemplado; había discutido con otros sobre este estado, que lo que hay que hacer es estar en el medio. Por primera vez lo había visto en acción: la mujer no miraba ni a derecha ni a izquierda… sólo miraba al medio, estaba enfocada en el medio.

El punto medio es donde ocurre la trascendencia. Piénsalo, contémplalo, obsérvalo en la vida.

55. Sexo
El círculo de Mahamudra

El sexo contiene grandes secretos y el primero de ellos es —si meditas lo verás— que la alegría se produce porque el sexo desaparece. Y cuando estás en ese momento de alegría, el tiempo también desaparece —si meditas sobre ello—, la mente también desaparece. Y estas son las cualidades de la meditación. Mi propia observación es que el primer vislumbre de la meditación en el mundo debe haber ocurrido a través del sexo; no hay otro modo. La meditación debe haber entrado en la vida a través del sexo, porque es el fenómeno más meditativo… si lo entiendes, si entras profundamente en él, si no lo usas como una droga. Entonces, poco a poco, a medida que crece la comprensión, que disminuye el anhelo, llega un día de libertad en el que el sexo ya no te persigue. Entonces uno está tranquilo, silencioso, es totalmente él mismo. La necesidad del otro ha desaparecido. Uno puede seguir haciendo el amor si así lo elige, pero no lo necesita. Entonces será una forma de compartir.

Cuando dos amantes están un profundo orgasmo sexual, se funden mutuamente; entonces la mujer ya no es la mujer, el hombre ya no es el hombre. Son como el círculo de yin y yang, contactando uno con otro, encontrándose en el otro, fundiéndose, sus identidades quedan olvidadas. Por eso el amor es tan hermoso. Este estado se llama mudra; este estado de profundo orgasmo se llama mudra. Y el estado final de orgasmo con la totalidad se llama Mahamudra, el gran orgasmo.

Sexo

Orgasmo es un estado en el que dejas de sentir tu cuerpo como materia; vibra como energía, electricidad. Vibra tan profundamente, desde la base misma, que olvidas completamente que es algo material. Se convierte en un fenómeno eléctrico, y es un fenómeno eléctrico. Ahora los físicos dicen que no hay materia, que la materia sólo es apariencia; en el fondo, lo que existe es electricidad, no materia. En el orgasmo, llegas a esa capa más profunda de tu cuerpo donde la materia deja de existir, sólo hay olas de energía; te conviertes en energía danzante, vibrante. Ya no sientes los límites, son pulsantes, ya no son sustanciales. Y tu amada también pulsa.

Y poco a poco, si las dos personas se aman y se rinden una a la otra, se rinden a ese momento de pulsación, de vibración, de ser energía, y no tienen miedo… Porque cuando tu cuerpo pierde los límites es como la muerte, el cuerpo se convierte en algo vaporoso, el cuerpo evapora la sustancialidad y sólo queda la energía, un ritmo sutil, pero tú te sientes como si no fueras. Uno sólo puede entrar en ello con profundo amor.

El amor es como la muerte: mueres en lo relativo a tu imagen, mueres al pensamiento de que eres un cuerpo; mueres como cuerpo y evolucionas como energía, energía vital. Y cuando los esposos, o los amantes o compañeros, comienzan a vibrar siguiendo un ritmo, los latidos de sus corazones y sus cuerpos se juntan, se produce una armonía: entonces ocurre el orgasmo y dejan de ser dos. Este es el símbolo del yin y del yang: el yin entra en el yang, el yang entra en el yin; el hombre entra en la mujer, la mujer entra en el hombre. Ahora son un círculo y vibran al mismo tiempo, pulsan juntos. Sus corazones ya no están separados, sus latidos ya no están separados; se han convertido en una melodía, en una armonía.

Es la mejor música posible; todas las demás músicas sólo son nimiedades, sombras, comparadas con ésta. Esta vibración de dos como uno es el orgasmo. Cuando esto mismo ocurre, no con otra persona, sino con toda la existencia, entonces es Mahamudra, entonces es el gran orgasmo.

56. Devoción
La danza de Meera en el templo

La devoción es un modo de mezclarse y fundirse con la existencia. No es una peregrinación; simplemente es perder todos los límites que te separan de la existencia: es una historia de amor. Amar es mezclarse con un individuo, la profunda intimidad de dos corazones; tan profunda que los dos corazones empiezan a bailar la misma armonía. Aunque los corazones son dos, la armonía es una, la música es una, la danza es una. Lo que es el amor entre los individuos, es la devoción entre un individuo y la totalidad de la existencia. El individuo baila en las olas del océano, baila en los árboles que bailan al sol, baila con las estrellas. Su corazón responde a la fragancia de las flores, a las canciones de los pájaros, a los silencios de la noche. La devoción es la muerte de la personalidad. Abandonas voluntariamente lo que es mortal en ti; sólo queda lo inmortal, sólo queda lo eterno, lo que no conoce la muerte. Y naturalmente eso que no muere, que siempre sigue adelante, que no conoce principio ni fin, no puede ser separado de la existencia. La devoción es la forma más elevada de amor.

Sabes que Jesús dijo: «Dios es amor». Si lo hubiese dicho una mujer, la frase sería: «Amor es Dios». Dios debe ser secundario; es una hipótesis mental. Pero el amor palpita en cada corazón. Hemos visto a personas como Meera… Pero sólo mujeres muy valientes podían atreverse a salir del sistema social represivo. Ella pudo hacerlo porque era una reina, aunque su propia familia trató de matarla porque bailaba por las calles, cantando canciones. Su familia no podía tolerarlo.

Devoción

Particularmente en India, y en Rajasthan, la mujer está muy reprimida. Y una mujer de la belleza de Meera, bailando en la calle, cantando canciones de alegría… Había un templo en Vridavan, donde Krishna residió. Se construyó un gran templo en su memoria, y en aquel templo no se permitía entrar a ninguna mujer. A las mujeres sólo se las permitía estar en el exterior y tocar los escalones del templo. Nunca veían la estatua de Krishna que estaba dentro porque el sacerdote era inflexible.

Cuando llegó Meera, el sacerdote temía que entrara en el templo. Puso a dos hombres con espadas para guardar la puerta, espadas desenvainadas, para impedir que Meera entrara. Pero cuando llegó —y estas personas son muy escasas, una brisa tan radiante, una danza tan hermosa, una canción que pone en palabras lo que no se puede poner en palabras— los guardias olvidaron qué hacían allí y Meera entró bailando en el templo.

Era el momento en que el sacerdote adoraba a Krishna. El plato, lleno de flores, se le cayó al suelo cuando vio a Meera. Estaba enfadadísimo y le dijo: —Has roto una regla que tiene cientos de años.

—¿Qué regla? —dijo ella.

—Ninguna mujer puede entrar aquí. ¿Y puedes imaginar cuál fue la respuesta? Eso es valor… Meera dijo: —¿Entonces cómo has entrado tú? Excepto el uno, el trascendente, el amado, todos somos mujeres. ¿Piensas que hay dos hombres en el mundo, tú y él? Olvida ese sin sentido.

Ciertamente tenía razón. Una mujer llena de corazón considera la existencia como el amado. Y la existencia es una.

57. Inteligencia
Rabia y el acertijo de la aguja perdida

Nacemos para ser dichosos, es nuestro derecho de nacimiento. Pero la gente es tan estúpida, ni siquiera reclama su derecho de nacimiento. Se interesan más por lo que poseen los demás y empiezan a correr detrás de esas cosas. Nunca miran dentro, nunca buscan en su propia casa. La persona inteligente comenzará la búsqueda desde su ser interno —ese será el primer lugar a explorar— porque a menos que sepa lo que tengo dentro, ¿cómo puedo ir buscando por el mundo?; es un mundo tan grande. Y los que han mirado dentro lo han encontrado instantáneamente, inmediatamente. No se trata de un progreso gradual, es un fenómeno repentino, una iluminación repentina.

He oído hablar de una gran mística sufí, Rabia al-Adawia. Una noche, la gente le encontró sentada en la carretera buscando algo. Era una mujer mayor, tenía los ojos débiles y apenas podía ver. Por eso los vecinos vinieron a ayudarla. Le preguntaron: —¿Qué buscas?

—Esa cuestión es irrelevante —dijo Rabia—, estoy buscando. Si podéis ayudarme, hacedlo.

Se rieron y dijeron: —Rabia, ¿te has vuelto loca? Dices que nuestra pregunta es irrelevante, pero si no sabes lo que estás buscando, ¿cómo podemos ayudarte?

Inteligencia

Rabia dijo —De acuerdo. Sólo por satisfaceros os diré que estoy buscando mi aguja, he perdido mi aguja. Ellos empezaron a ayudarla, pero enseguida se dieron cuenta de que el camino era inmensamente ancho y la aguja era una cosa muy pequeña. Por tanto, preguntaron a Rabia: —Por favor, dinos dónde la has perdido, el lugar exacto y preciso. Si no es muy difícil. El camino es muy grande y podríamos estar buscando eternamente. ¿Dónde la perdiste?

—Otra vez planteáis una pregunta irrelevante —dijo Rabia—; ¿qué tiene eso que ver con mi búsqueda?

Se detuvieron y dijeron: —¡Ahora estamos seguros de que te has vuelto loca!

—De cuerdo —dijo Rabia—, para satisfaceros os diré que la he perdido en mi casa.

—¿Entonces por qué estás buscándola aquí? —le preguntaron. Y se comenta que Rabia contestó: —Porque aquí hay luz y adentro no. El sol se estaba ocultando y aún quedaba algo de luz en el camino.

Esta parábola es muy significativa. ¿Te has preguntado alguna vez qué estás buscando? ¿Has convertido alguna vez la pregunta de qué estás buscando en objeto de tu meditación profunda? No. Incluso si en algunos momentos, momentos de sueño, tienes una intuición de lo que estás buscando, nunca es muy preciso, nunca es muy exacto. Aún no lo has definido.

Si tratas de definirlo, cuanto más definido esté, menos sentirás la necesidad de buscarlo. La búsqueda sólo puede continuar en un estado de vaguedad, en un estado onírico; cuando las cosas no están claras simplemente sigues buscando. Empujado por algún impulso interno, llevado por algún apremio interno, hay una cosa que sabes: tienes que buscar. Es una necesidad interna. Pero no sabes qué buscas. Y a menos que sepas lo que estás buscando, ¿cómo vas a encontrarlo?

Es algo vago; piensas que está en el dinero, en el poder, en el prestigio, en la respetabilidad. Pero después ves personas respetables, personas poderosas, que también están buscando. Después ves personas tremendamente ricas; y también están buscando. Buscan hasta el final de sus vidas. Por tanto, la riqueza no va a ser de ayuda, el poder no va a ser de ayuda. La búsqueda continua a pesar de lo que tienes.

Debes estar buscando alguna otra cosa. Esos nombres, esas etiquetas —dinero, poder, prestigio— son sólo para satisfacer la mente. Son sólo para ayudarte a sentir que estás buscando algo. Ese algo aún es indefinido, una sensación muy vaga. La primera cosa para el buscador real, para el buscador que está un poco alerta, consciente, es definir la búsqueda; formular un concepto claro de ella, de lo que es; sacarla de la conciencia de sueño; mirarla directamente, afrontarla.

Inmediatamente empieza a ocurrir una transformación. Si empiezas a definir tu búsqueda, empiezas a perder interés en ella. Cuanto más la defines, menos hay allí. Una vez que sabes claramente de qué se trata, de repente desaparece. Sólo existe cuando no estás atento.

Deja que lo repita: la búsqueda sólo existe cuando duermes; la búsqueda sólo existe cuando no eres consciente. La inconsciencia crea la búsqueda.

Sí, Rabia tiene razón. Dentro no hay luz. Y como dentro no hay luz ni conciencia, por supuesto que sigues buscando fuera; porque fuera parece haber más claridad. Nuestros sentidos son completamente extravertidos. Los ojos se abren hacia fuera, las manos se mueven, se extienden hacia fuera, las piernas se mueven hacia fuera, los oídos escuchan los ruidos externos, los sonidos. Todo lo que está a tu disposición se abre hacia fuera; los cinco sentidos se abren de manera extravertida.

Empiezas a buscar donde ves, sientes, tocas: la luz de los sentidos te lleva fuera. Y el buscador está dentro. Esta dicotomía tiene que ser comprendida. El buscador está dentro, pero como la luz está fuera, el buscador empieza a moverse de manera ambiciosa, tratando de encontrar algo de fuera que sea satisfactorio. Y nunca va a ocurrir. Nunca ha ocurrido. No puede ocurrir en la naturaleza de las cosas porque, a menos que hayas buscado al buscador, toda tu búsqueda carece de sentido. A menos que llegues a saber quién eres, todo lo que buscas es fútil, porque no conoces al buscador. Sin conocer al buscador, ¿Cómo puedes avanzar en la verdadera dimensión, en la verdadera dirección? Es imposible.

Primero hay que tener en cuenta lo primero. Si has parado toda búsqueda y de repente te has dado cuenta de que sólo hay una cosa que saber: «¿Quién es este buscador en mí? ¿Qué es esta energía que quiere buscar? ¿Quién soy yo?»; entonces se produce una transformación. Todos los valores cambian de repente. Empiezas a moverte hacia dentro. Entonces Rabia ya no se sienta en el camino buscando una aguja que se ha perdido en alguna parte en la oscuridad de su propia alma. Una vez que te empiezas a mover hacia dentro…

Al principio está muy oscuro; Rabia tiene razón. Es muy, muy oscuro porque durante vidas enteras nunca has estado dentro: tus ojos han estado orientados hacia el mundo exterior. ¿Lo has observado? A veces, cuando entras en casa desde el exterior que está muy soleado, la luz es muy brillante… cuando de repente entras, la casa está muy oscura, porque los ojos están enfocados en la luz externa. Cuando hay mucha luz, las pupilas se encojen. En la oscuridad, los ojos se tienen que relajar. Pero si quedas sentado un rato, poco a poco la oscuridad desaparece. Hay más luz; tus ojos se van adaptando.

Durante muchas vidas has estado fuera, al calor del sol, en el mundo, por eso cuando entras dentro has olvidado completamente cómo reajustar los ojos. La meditación no es más que un reajuste de tu visión, de tus ojos. Y si sigues mirando dentro —se requiere tiempo— gradualmente, lentamente, empiezas a sentir que dentro hay una luz preciosa. Pero no es una luz agresiva; no es como el sol; se parece más a la luna. No brilla, no deslumbra, es muy fresca; no es caliente, es muy compasiva, es muy calmante, es un bálsamo.

Poco a poco, cuando hayas ajustado la luz interior, verás que eres la misma fuente. El buscador es lo buscado. Entonces verás que el tesoro está dentro y que el único problema era que estabas buscándolo fuera. Estabas buscándolo en algún lugar externo y siempre ha estado dentro de ti. Estabas buscando en la dirección equivocada, eso es todo.

58. Haciendo
Confía en Alá, pero ata a tu camello primero

Ocurre cada día: podrías haber hecho algo, pero no lo hiciste, y usas la excusa de que si Dios quiere que se haga algo, lo hará de algún modo. O haces algo y después esperas el resultado; esperas y el resultado nunca llega. Entonces te enfadas, como si te hubieran engañado, como si Dios te hubiera traicionado, como si Él estuviera contra ti y fuera parcial, injusto y lleno de prejuicios. Y en tu mente surge una gran queja. Entonces la confianza ha desaparecido. La persona religiosa es la que continúa haciendo todo lo humanamente posible, pero sin causar tensión por ello. Como somos átomos muy, muy pequeños en este universo, las cosas son muy complicadas. Nada depende únicamente de mi acción; hay miles de energías que se cruzan. El total de las energías decidirá el resultado. ¿Cómo voy a poder definirlo yo? Pero si no hago nada, puede que las cosas no vuelvan a ser las mismas. Tengo que hacer y al mismo tiempo tengo que aprender a no esperar nada. Entonces el hacer es como una oración, sin deseo de que se produzca un resultado. Entonces no hay frustración. La confianza te ayudará a no sentirte frustrado y atar el camello te mantendrá vivo, inmensamente vivo.

Este dicho sufí quiere crear el tercer tipo de hombre, el verdadero hombre: el que sabe cómo hacer y que sabe cómo no hacer; el que puede estar activo y decir «¡Sí!» cuando es necesario, y puede decir «¡No!» Y estar pasivo cuando es necesario; el que está plenamente despierto de día y plenamente dormido de noche; el que sabe inspirar y espirar, el que conoce el equilibrio de la vida.

«Confía en Alá, pero ata primero el camello.»

Haciendo

Este dicho surge de una pequeña historia. Un maestro estaba viajando con uno de sus discípulos. El discípulo era el encargado de cuidar del camello. Llegaron de noche, cansados, a la posada para caravanas. Era obligación del discípulo atar el camello, pero no se molestó en hacerlo y lo dejó fuera. En cambio, se dedicó a rezar, le dijo a Dios: «Encárgate del camello», y se durmió.

Por la mañana el camello no estaba: había sido robado, se había ido… podía haberle ocurrido cualquier cosa. El maestro preguntó: —¿Qué ha pasado? ¿Dónde está el camello? —No lo sé —dijo el discípulo—. Pregúntaselo a Dios, porque yo le dije a Alá que cuidara de él; y como yo estaba cansado, no tengo la menor idea. Yo no soy el responsable porque se lo dije muy claramente. No hay forma de que no lo entendiera: se lo repetí tres veces. Y como siempre enseñas que debemos confiar en Alá, he confiado. Ahora no te enfades conmigo.

El maestro dijo: —Confía en Alá, pero primero ata el camello, porque Alá no tiene otras manos que las tuyas. Si quiere atar el camello, tendrá que usar las manos de alguien; pero no tiene otras que las tuyas. ¡Y es tu camello! La mejor forma de hacerlo, el camino más sencillo y más fácil es usar tus manos. Confía en Alá, no confíes sólo en tus manos; de otro modo estarás tenso. Ata el camello y después confía en Alá.

Preguntarás: «¿Para qué confiar en Alá si ya he atado el camello?»; porque, aunque esté atado, el camello puede ser robado. Haz todo lo que puedas, pero eso no garantiza el resultado, no hay garantía. Por tanto, haz todo lo que puedes y después acepta lo que ocurra.

Éste es el significado de atar el camello: haz lo que puedas hacer, no eludas tu responsabilidad, y después si no pasa nada o si algo va mal, confía en Alá. Entonces Él sabe muy bien lo que hace. Quizá sea bueno para nosotros viajar sin camello. Es muy fácil confiar en Alá y ser vago. Es muy fácil no confiar en Alá y hacer las cosas. El tercer tipo de hombre es difícil de encontrar: confías en Alá y sigues haciendo las cosas. Pero ahora sólo eres un instrumento; Dios es el verdadero actor, tú sólo eres un instrumento en sus manos.

59. El Viaje
Aunque hayas faltado a tu voto mil veces…

El dolor, el sufrimiento y la miseria, has de tomártelos sin seriedad, porque cuanto más en serio te los tomes, más difícil te resultará salir de ellos. Cuanto menos serio seas… puedes pasar por el sufrimiento, por la noche oscura, cantando una canción. Y si uno puede pasar por la noche oscura cantando una canción y bailando, ¿para qué torturarse innecesariamente? Haz de todo este viaje desde aquí hasta aquí una hermosa cuestión de risa.

Hay una declaración preciosa de Mevlana Jalaluddin Rumi, uno de los mayores maestros sufíes que han existido. Dice: Ven, ven, seas quien seas; Vagabundo, adorador, amante del aprendizaje… No importa. La nuestra no es una caravana de desesperación. Ven, aunque hayas roto tu voto mil veces. Ven, ven, una vez más, ven.

Recuerda esta preciosa declaración: «La nuestra no es una caravana de desesperación». Yo también puedo decirlo. La nuestra no es una caravana de desesperación, es una celebración; es la celebración de la vida. La gente se vuelve religiosa porque se siente desgraciada y la persona que se vuelve religiosa por sentirse desgraciada, lo hace por razones equivocadas. Y si el principio mismo está equivocado, el final no puede ser correcto.

Viaje

Vuélvete religioso por alegría, por la experiencia de la belleza que te rodea, por el inmenso regalo de vida que Dios te ha dado. Hazte religioso por gratitud, por agradecimiento. Tus templos, tus iglesias, tus mezquitas y tus gurudwaras están llenas de personas desgraciadas. Han convertido también los templos en infiernos. Están allí porque están en agonía. No conocen a Dios, no tienen interés en Dios; no les importa la verdad; no se preguntan nada. Están allí sólo para ser consolados, reconfortados. Por eso buscan a cualquiera que pueda darles creencias baratas para poner parches a sus vidas, para ocultar sus heridas, para encubrir su desgracia. Están allí para buscar alguna falsa satisfacción.

La nuestra no es una caravana de desesperación. Es un templo de alegría, de canción, de danza, de música, de creatividad, de amor y de vida. No importa, puede que hayas roto todas las reglas: las reglas de conducta, las reglas de moralidad. De hecho, cualquiera que tenga agallas acabará rompiéndolas. Estoy de acuerdo con Jalaluddin Rumi, él dice: Ven, aunque hayas roto tu voto mil veces. La gente inteligente va a romper sus votos muchas veces, porque la vida sigue cambiando, las situaciones cambian. Y el voto se toma bajo presión: quizá el miedo del infierno, la avaricia del cielo, la respetabilidad social… No surge del núcleo más íntimo.

Cuando algo surge de tu ser interno, nunca se rompe. Pero tampoco es un voto, es un fenómeno simple, como respirar. Ven, ven, ¡y una vez más ven! A todo el mundo se le da la bienvenida, sin condiciones. No tienes que cumplir ningún requisito.

Ha llegado el tiempo en que se necesita una gran rebelión contra todas las religiones establecidas. La religiosidad es necesaria en el mundo, pero no las religiones —no más hindúes, no más cristianos, no más mahometanos—, tan sólo personas religiosas, personas que tengan un gran respeto por sí mismas.

60. Risa
La última sorpresa del místico chino

La risa es eterna, la vida es eterna, la celebración continúa. Los actores cambian, pero la obra continúa. Las olas cambian, pero el océano continúa. Te ríes, cambias —y otra persona ríe—, pero la risa continúa. Celebras, alguien más celebra, pero la celebración continúa. La existencia es continua, es un continuum. En ella no hay ni un momento de discontinuidad. Ninguna muerte es muerte, porque cada muerte abre una nueva puerta; es un principio. La vida no tiene fin, siempre hay un nuevo principio, una resurrección. Si cambias tu tristeza por la celebración, también serás capaz de transformar tu muerte en una resurrección. Por tanto, aprende el arte mientras aún queda tiempo.

He oído hablar de tres místicos chinos. Nadie sabe sus nombres, y nadie los supo nunca. Se les conocía únicamente como los «Tres Santos Rientes», porque nunca hacían nada más; simplemente se reían.

Estas tres personas eran realmente hermosas: se reían, y su vientre temblaba. Su risa era contagiosa y los que la oían también se ponían a reír. Todo el mercado se ponía a reír. Cuando unos minutos antes había sido un lugar feo, donde la gente sólo pensaba en el dinero, de repente llegaban los tres locos y cambiaban todo el ambiente. La gente olvidaba lo que había venido a comprar y a vender. A nadie le importaba la avaricia. Durante unos segundos se abría un nuevo mundo.

Risa

Se movían por toda la China, de un lugar a otro, de pueblo en pueblo, ayudando a la gente a reír. La gente triste, la gente enfadada, la gente avarienta, la gente celosa: todos se ponían a reír con ellos. Y muchos se daban cuenta de la clave: puedes ser transformado.

Entonces ocurrió que, en uno de los pueblos, uno de ellos murió. La gente del pueblo se reunió y dijo: —Ahora habrá problemas. Ahora veremos si se siguen riendo. Su amigo ha muerto; deben ponerse a llorar.

Pero cuando llegaron, los dos estaban danzando, riéndose y celebrando la muerte. La gente del pueblo dijo: —Esto es demasiado. Cuando una persona muere, reírse y danzar es profano.

—Toda la vida nos hemos reído con él —dijeron ellos—, ¿cómo vamos a despedirle con otra cosa? Tenemos que reírnos, que disfrutar, que celebrar. Éste es el único adiós posible para un hombre que se ha reído toda su vida. No nos parece que esté muerto. ¿Cómo puede morir la risa, cómo puede morir la vida?

Entonces había que quemar el cuerpo y la gente del pueblo dijo: —Le bañaremos como prescribe el ritual. Pero sus amigos contestaron: —No, nuestro amigo ha dicho: «No realicéis ningún ritual, no me cambiéis de ropa ni me deis un baño. Simplemente ponedme en la pira tal como estoy». Tenemos que seguir sus instrucciones.

Y entonces, de repente, se fraguó un gran acontecimiento. Cuando el cuerpo se puso al fuego, el anciano realizó su último truco. Había ocultado muchos cohetes y fuegos artificiales bajo su ropa y ¡de repente hubo un festival! Todo el pueblo se puso a reír. Los dos amigos locos se pusieron a danzar y todo el pueblo les siguió.

No era una muerte, era una nueva vida.