Desapego: Clave de la Felicidad

Desapego: Clave de la Felicidad

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Desapego: Clave de la Felicidad

El desapego es un concepto importante en la búsqueda de la felicidad y el bienestar emocional. Se refiere a la capacidad de soltar o liberarse de apegos emocionales, expectativas, deseos y apegos a los resultados. Aquí hay algunas claves sobre el desapego y cómo puede contribuir a la felicidad:

  1. Liberarse del control: El desapego implica soltar el deseo de controlar situaciones, personas o resultados. Reconoce que no puedes controlar todo en la vida y acepta que hay circunstancias que están fuera de tu control. En lugar de aferrarte a la necesidad de control, aprende a fluir con los cambios y adaptarte a las circunstancias.
  2. Aceptación de la impermanencia: Todo en la vida es temporal y está sujeto a cambios. El desapego implica aceptar la naturaleza transitoria de las cosas y vivir en el presente en lugar de aferrarse al pasado o preocuparse por el futuro. Aprende a apreciar y disfrutar de las experiencias mientras están presentes, sin aferrarte a ellas cuando se vayan.
  3. Liberarse de las expectativas: Las expectativas pueden llevar a la decepción y el sufrimiento. El desapego implica soltar las expectativas rígidas sobre cómo deben ser las cosas o cómo deben actuar las personas. Aprende a tener expectativas flexibles y abiertas a diferentes resultados, lo que te permitirá adaptarte mejor a las circunstancias y evitar el sufrimiento innecesario.
  4. Vivir en el presente: El desapego implica centrarse en el momento presente en lugar de preocuparse por el pasado o el futuro. Al estar plenamente presente en cada momento, puedes experimentar una mayor sensación de paz y alegría. Esto implica dejar de lado los arrepentimientos y resentimientos del pasado, así como las preocupaciones y ansiedades sobre el futuro.
  5. Cultivar la gratitud: El desapego también implica practicar la gratitud y apreciar lo que tienes en el presente. En lugar de enfocarte en lo que te falta o lo que deseas tener, enfócate en todo lo positivo que ya está en tu vida. La gratitud te ayuda a desarrollar una mentalidad de abundancia y a valorar las bendiciones presentes.

El desapego no significa desconectarse emocionalmente de las personas o de las experiencias de la vida, sino aprender a tener una relación más equilibrada y saludable con ellas. Al practicar el desapego, puedes liberarte del sufrimiento innecesario y encontrar una mayor paz y felicidad en tu vida. Recuerda que el desapego es un proceso gradual y requiere práctica y autoconciencia constantes.

Desapego: Clave de la Felicidad

El Mundo con el que te relacionas está creado por la Mente.

Sólo tú, puedes hacerte feliz y todos los momentos presentes lo son porque tú estás en ellos. Y hoy, en el eterno presente, en el aquí y el ahora, tú serás feliz, aunque hoy te acompañe esto o lo otro. Y podrás ir pasando de un momento a otro en la vida disfrutándolo plenamente, sin llevar cargas emocionales del pasado. Y como los lirios del campo y los pájaros del cielo estarás libre de preocupaciones viviendo siempre el Eterno presente.

Buda dijo:

El mundo está lleno de sufrimientos; la raíz del sufrimiento es el apego; la supresión del sufrimiento es la eliminación del apego.

El desapego podría definirse como «carencia de sed». Piensa en el ánimo de una persona desesperada por la sed y en el de alguien que no la tiene. Observa mentalmente la diferencia. ¿En cuál ves paz, tranquilidad, seguridad y en cual lo contrario? Ahora observa el mundo, la infelicidad que hay en torno y dentro de ti. ¿Qué la causa? La situación económica, el desempleo, las guerras, la soledad …

Si observas bien, verás que no es nada de esto, porque si esto se solucionara aparecerían otros temas que seguirían causando la infelicidad. ¿Entonces qué es?

Es que esa infelicidad la llevas contigo donde vayas. Esa infelicidad está en ti y no puedes escapar de ti. Está en tu programación, en tu computadora cerebral, son tus creencias; esas que te parecen tan lógicas que ni siquiera sabes que te tiranizan y esclavizan.

Tu mente no deja de producir infelicidad. Ahora, si lo analizas, verás que hay una sola cosa que origina la infelicidad: el deseo-apego.

¿Y qué es el apego?

Es un estado emocional de vinculación compulsiva a una cosa o persona determinada, originado por la creencia de que, sin esa cosa o persona, no es posible ser feliz.

Tu mente dice: No puedes ser feliz si no tienes tal o cual cosa, o si tal persona no está contigo. No puedes ser feliz si tal persona no te ama. No puedes ser feliz si no tienes un trabajo seguro. No puedes ser feliz si no das seguridad a tu futuro. No puedes ser feliz si estás solo. No puedes ser feliz si no tienes un cuerpo a la moda. No puedes ser feliz si los otros actúan así. Y cuantos más ‘No puedes ser feliz si…’

Tu mente está programada para demostrarte constantemente (si no es por una cosa, es por otra) que no puedes ser feliz. ¡Todo esto es falso!

Tu eres feliz aquí y ahora; pero no lo sabes, porque tus falsas creencias y tu manera deformada de ver las cosas te han llenado de miedos, de preocupaciones, de ataduras, de conflictos, de culpabilidades … Si lograras ver a través de esa maraña, comprobarías que eres feliz y no lo sabes.

No hay un solo momento en tu vida en el que no tengas cuanto necesitas para… Ser Feliz.

Todas las cosas a las que te apegas, y sin las que estás convencido que no puedes ser feliz, son simplemente tus motivos de angustias. Lo que te hace feliz no es la situación que te rodea, sino los pensamientos que hay en tu mente.

El apego es un estado emocional que tiene dos puntas, una positiva y otra negativa. La positiva es el estado de placer y la emoción que sientes cuando logras aquello a que estás apegado. La negativa es la sensación de amenaza y la tensión que lo acompañan, lo que te hace vulnerable al desorden emocional y amenaza constantemente con hacer añicos tu paz.

Observa bien: Si no se consigue el objeto del apego, origina infelicidad; y si se lo consigue solo produce un instante de placer seguido de la preocupación y el temor a perderlo. ¿Podemos ganar la batalla contra los apegos? Si, renunciando a ellos. Cambiando nuestra programación.

Haz una lista de todo lo que te tenga apegado y dile a cada una:

«En realidad no estoy apegado a ti en absoluto. Tan solo estoy engañándome a mí mismo creyendo que sin ti no puedo ser feliz»

Y si tu apego se refiere a una persona di:

«Te dejo que seas tú mismo; que tengas tus propios pensamientos, que satisfagas tus propios gustos, que sigas tus propias inclinaciones, que te comportes tal como decidas hacerlo.

Te libero con Amor y me libero con Amor»

Ahora estás en condiciones de amar a esa persona. ¿Por qué? Porque Amar, no es querer. Lo que quieres, quieres poseerlo. Cuando quieres a alguien para ti, solo le estás poniendo una cadena al cuello, y estás atándote del otro lado.

El Amor solo puede existir en libertad. Elige entre tu apego y la felicidad. Lo que necesitas no es renunciar, sino comprender, tomar conciencia. Si tus apegos te han ocasionado sufrimiento, esa es una gran ayuda para comprender, y si alguna vez experimentaste el sentimiento de libertad te será útil recordarlo. Borra en ti el ¡que feliz me haces! y el ¡esto me hace feliz.!

Sólo tú, puedes hacerte feliz y todos los momentos presentes lo son porque tú estás en ellos. Y hoy, el eterno presente, el aquí y ahora, tú serás feliz, aunque hoy te acompañe esto o lo otro. Y podrás ir pasando de un momento a otro en la vida, disfrutándolo plenamente, sin llevar cargas emocionales del pasado. Y como los lirios del campo y los pájaros del cielo estarás libre de preocupaciones viviendo siempre el Eterno presente.

¿De dónde llegó tu apego? Brotó de una mentira que llega desde tu cultura, tu sociedad, o desde tu mismo, o sea de tu programación. Simplemente observa: miles de personas viven sin eso que tu supones dueño de tu felicidad; y si revisas tu pasado encontrarás algo que en un momento dado supusiste insustituible, y que el tiempo te demostró que no era así. Hoy ya ni las recuerdas. ¡Mira que pequeñas eran!

El cambio se produce únicamente cuando unes el conocimiento a la comprensión; observa que son las columnas del Altar de la Sabiduría.

La clave: Desprogramarse, soltar las ataduras. ¿Qué es tu programación?

Eso que llevas dentro de tu computadora cerebral, que se formó acumulando los datos recibidos. Tu cultura, tus ideas, tus creencias, tus miedos, tus apegos, tus hábitos.

He aquí los nombres de los muros de tu prisión, he aquí los nombres de la maraña que filtra toda la información que te llega. Analízalos uno por uno, ya que el camino no es renunciar, ni poner fuerza de voluntad. No combatáis el mal… El camino es la visión, agrandar el bien contrario.

Tu cultura:

Sea la que fuere, hay otras culturas diferentes, hay otras personas que viven perfectamente sin ella, por lo tanto, no es la única. No es la dueña de la verdad.

Tus ideas:

Cuando conoces a alguien, lo etiquetas. Para ti es simpático, o desagradable, o triste, o tonto. Pues, eso seguirás viendo en esa persona ya que esa es la idea que tienes de esa persona.

Tú ves a las personas, no como son, sino de acuerdo a la idea que tienes de ella. Sin embargo, otras personas pueden tener una idea diferente a la que tú te hayas hecho, por lo tanto, tampoco es la única infalible o valedera. Esto vale no solo con respecto a las personas, sino que involucra a todas tus ideas.

Tus creencias:

Actúas como un fanático cerrado a todo lo que pueda poner en tela de juicio tus creencias. ¿Te asusta el fanatismo en otro?, pues eso es lo que nos hacen ser nuestras falsas creencias. Observa las consecuencias de los fanatismos extremos, ellos se basan en creencias tan arraigadas que no permiten la entrada de otras opiniones diferentes.

Tus miedos:

Si supieras que van a matarte, no podrías dejar de pensar en eso. Esto hacen tus miedos, fijan tu mente solamente en ellos. Y si tienes tu mente fija en ellos, no vives tu vida, no puedes ser feliz, nada habrá que pueda alegrarte, verás todo desde el lado más oscuro. Esta no solo es la peor de las ataduras, sino que es la puerta por donde entra todo lo negativo. La energía sigue al pensamiento, si tu pensamiento es un constante negativo, como podrían manifestarse en tu vida cosas bellas. Si tu mente se revuelca en un laberinto de terror, es eso lo que lamentablemente atraes para ti; luego ella se encarga de hacerte ver que aquello malo que temías, ha sucedido. Lo que no te dice es que ella lo ha creado con sus pensamientos. El miedo hace la combinación perfecta para llevar a la manifestación lo que temes; ya que combina pensamiento, sentimiento y palabra. Cierra esta puerta oscura y abre la del Amor con todo tu corazón, ya que el Amor es lo contrario al temor, llénate de Amor y poco a poco tus temores irán perdiendo fuerza.

Tus apegos:

Como un avaro cuidando su dinero, fingirás no ver más que lo que pone en peligro tus apegos. Recuerda que son el motivo del sufrimiento. Si le preguntamos a alguien si le gusta sufrir, con seguridad contestará que no. Y si ya sabemos cuál es el motivo del sufrimiento tratemos de no darle poder a nada externo a nosotros.

Tus hábitos:

Tienes costumbres, formas que de tanto hacerlas son habituales y lógicas para ti. Es tu parte-robot, que sirve para realizar actos mecánicos, pero no, para enjuiciar a la vida.

Como ves:

El mundo con el que te relacionas y al que amas, es un mundo creado por tu propia mente y tiene muy poco que ver con el mundo real, ¿por qué no crear con tu propia mente tu mundo de LUZ? La clave es comprender y tomar conciencia. Entonces todo lo que te esclaviza se va a ir desmoronando, va a ir perdiendo poder en ti y tu propia creatividad va a ir reemplazando al robot mecánico, rígido y falto de vida que eras. Ya no vas a admirar a una flor porque la sabes bonita, sino vas a poder penetrar la esencia de todas las flow res. Y no vas a ver el mar, como un pescador de forma mecánica, sino como la belleza y grandeza que le ofrece a tu vista.

Solo en la medida en que seas capaz de ver a alguien tal como realmente es, aquí y ahora, no tal como es en tu memoria, en tu deseo y en tu imaginación. Sólo así podrás realmente amarla

Tu mente, tu cultura, tus creencias…

Anthony de Mello las ilustra perfectamente: Una turista occidental contemplaba, llena de admiración, el collar de una nativa. «¿De qué está hecho? «, le preguntó. «De dientes de caimán, Señora», respondió la nativa. «¡Ah, ya! Supongo que los dientes de caimán tendrán para ustedes el mismo valor que para nosotros tienen las perlas… «¡En absoluto! Una ostra puede abrirla cualquiera.»

Como puedes observar, las distintas culturas y ubicaciones hacen diferentes los valores, por lo que ningún valor que dependa de lo externo es real y absoluto. Los que han alcanzado la iluminación comprenden que un diamante no es más que una piedra a la que la mente humana ha dado valor. Y que los reyes son los grandes o lo pequeños que tu mente decida que sean. Y que todo tiene el valor que tú le das…

La felicidad y la desdicha dependen de cómo afrontemos los acontecimientos, no de la naturaleza de los acontecimientos en sí (Anthony de Mello)

Redescubrirte a ti mismo, es simplemente redescubrir la Vida en plenitud que puedes alcanzar, si te propones eliminar las rejas que tú mismo te pusiste.

«La Nueva Era requiere nuevos hombres. Y el Nuevo Hombre surge del reencuentro consigo mismo. Surge al rellenar el abismo que os separa de la Realidad. Surge por la fuerza apelativa del Amor. Surge por el esfuerzo re integrativo en un Todo Mayor».

«La energía sigue al pensamiento. Por eso los que creen en cosas equivocadas, igual que los que creen solamente en lo que es limitado a sus vidas, reivindican para sí mismos la prisión espiritual…»

EL DESAPEGO

Liberándonos, Liberamos a los Demás.

«El que tiene apego a su vida la perderá; y el que no está apegado a su vida en este mundo, la conservará para la Vida eterna.»

                                       Evangelio de San Juan (cap.12,25)

El desapego no es desamor. El desapego es sostener nuestra libertad, permitiendo, también, ser libres a quienes amamos. El desapego no es abandono, por el contrario, es un acto de amor incondicional. Quien ama verdaderamente, deja libre al otro.

Hay ciertos lazos que atan, privando la libertad, y por lo tanto impiden a las personas su evolución como almas. El desapego es no quedar ligado a las cosas materiales de la vida, sean estas un trabajo, una relación, una ciudad, una situación cualquiera.

Jesús habló a los hombres acerca del desapego, como vimos en la transcripción de la cita del evangelio de Juan encabezando este texto. En el evangelio de Lucas también se hace referencia a las palabras de Jesús al respecto:

«Les aseguro que el que haya dejado casa, mujer, hermano, padres o hijos, por el Reino de Dios, recibirá mucho más en este mundo; y en el mundo futuro, recibirá la Vida terna.» 

                                                Lucas 18,29 

En el libro de Mateo encontramos estas palabras de Jesús:

» Si quieres ser perfecto ve, vende todo lo que tienes y dalo a los pobres: así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme.»

                                                 Mateo 19,21 

Con estas palabras respondió Jesús a un hombre rico que se le acercó para preguntarle qué obras buenas debía hacer para alcanzar la Vida eterna. La respuesta de Jesús obviamente se refiere al despego.

El desapego no significa que todos seamos pobres y desamorados. Que abandonemos a nuestras familias y nos quedemos sin casas. Por el contrario, Dios quiere lo mejor para sus hijos. La abundancia existe en el universo para todos. Dios es Amor y Riqueza en El mismo.

Sin embargo, algunos hombres se dedican en sus vidas a acaparar pertenencias y afectos. Tomando posesión de bienes y personas. Sean estas hijas, pareja o cualquier otro tipo de vínculo. Esta posesividad y control es lo que se llama apego a las cosas materiales de este mundo. Y muchas veces este control y posesividad se hace tan excesivo, que la persona no puede mirar si no es detrás de este cristal. Es decir, todo lo que se ve es mirado con los ojos calculadores de la materia y la conveniencia.

Detrás de esta posesividad, de objetos o personas, se anidan generalmente el temor y la desconfianza, ambas características que alejan del Amor Divino. El amor y la confianza acercan Dios y no lo contrario. Cuando Jesús le dice al hombre rico que venda sus cosas y deje a su familia para seguirlo, le está proponiendo que se cuestione su actitud ante la vida. Le hace tomar conciencia de cuáles son sus soportes. Le hace viajar dentro de sí mismo para que vea donde radica su fuerza. ¿Dentro o fuera del?

A continuación, te propongo el siguiente autorreflexión: ¿Me estoy apoyando en mi riqueza material, en mis familiares, amigos, o en mi propia riqueza interior?

El desapego nos propone muchas veces grandes cambios en nuestras vidas. Nos trae una amplia recompensa: ascender hacia la luz de Dios.

A veces es necesario decir «Basta» y hacer un corte en una etapa de nuestra vida, porque de otra manera quedaríamos estancados, sin poder continuar nuestro proceso evolutivo personal. El desapego no es fácil. Es otra manera de aprender que somos más que un mero cuerpo físico. Es una manera de darnos cuenta de que también existimos en otros planos más sutiles, a los que poco a poco, iremos comprendiendo a medida que progresemos en nuestro autoconocimiento.

El desapego se puede aprender de diferentes maneras, pero una de las más frecuentes e ineludibles es la muerte de un ser querido. Sin embargo, no todos pueden lograr realizar este aprendizaje por medio de esta circunstancia. Lo que llamamos «muerte», nos permite iniciarnos en los caminos del desapego. No podemos ver al ser querido, y el hecho de que este siga existiendo en otro plano, hace que desarrollemos un estado de amor diferente. Podríamos hablar de amor incondicional, por ser un amor en el que no contamos con el otro físicamente, pero, sin embargo, seguimos sintiendo su «viva» presencia y compañía.

El amor incondicional se desarrolla con el desapego. No es «querer», sino «amar». «Yo quiero» expresa pertenencia, sentido de propiedad, control; por lo tanto, apego. El Amor va más allá, no tiene fronteras, es impersonal, es por el bien y la felicidad del otro, no por el propio bienestar. Esa es la verdadera entrega. Para poder dar, hay que estar muy entero y muy conectado a fuente.

A veces es desgargante sentir el desprendimiento del otro. Este corte es vivido la mayoría de las veces como un gran sufrimiento, nos remueve emociones, situaciones de abandono. Aprender que el desapego no es abandonar ni ser abandonados, lleva su tiempo. Todo aprendizaje requiere un proceso. Los cambios internos no se logran por decreto.

Los ángeles pueden ayudarnos a cicatrizar los desgarros de nuestro cuerpo emocional. El desapego desata lazos, corta cordones que nos mantienen atados a viejas situaciones que no nos permitían avanzar. Cortando amarras nos liberamos, navegamos por el sendero de la propia vida, con total libertad, hacia el próximo destino.

Aprender el desapego mientras vivimos, nos permitirá entre otras cosas, hacer un pasaje más fácil cuando abandonemos nuestro cuerpo físico, para pasar a otro tipo de vida.

Hay muchas personas que luego de desaparecidas del plano físico, no pueden pasar al otro plano, quedan atrapadas en un lugar intermedio, que no es estar ni aquí ni allá. La tradición las llama «almas errantes» estas almas desencarnadas no se dan cuenta de que han » muerto «, y quieren seguir participando de la vida de los » vivos “, de los que dejaron en este otro plano dimensional.

Luego de morir, y estando fuera del cuerpo físico, muchos quieren comunicarse con los seres vivos. Pero no pueden, los vivos no los oyen, no los ven. Los » muertos » están ahí, pero nadie parece darse cuenta. Los “muertos » quieren consolar a quienes los lloran y sufren, pero no siempre logran hacerlo. Muchos » muertos » no pueden liberarse de las ataduras con el plano terrenal. Sufren por sus grandes apegos.

El desapego permite partir hacia otro plano más elevado, al plano de la luz, donde la paz es permanente y se vive en un presente continuo de calma y plenitud. Ese estado que describen muchos que han vuelto de la » muerte “, y han pasado por el túnel o el portal que los lleva hasta la luz.

Las personas muy apegadas a los planos materiales–a su casa, trabajo, hijos, marido o mujer, seres queridos–quieren seguir controlando sus pertenencias desde el llamado “más allá «. Les cuesta salir del plano físico. Por esto, luego de haber dejado sus cuerpos en el pasaje llamado » muerte «, continúan deambulando, sin elevarse, sin ascender, a lo que se llama » más allá «, o sea, hacia la Luz.

El Desapego y la Misión Personal

Existen múltiples factores que componen la vida cotidiana del ser humano. Muchas personas se aferran a ellos, en la ilusión de que son lo único importante que existe. Eso es lo que conforma los apegos: bienes, pertenencias, apegos personales. No necesitamos cargar con todo eso en nuestro equipaje hacia el otro lado. Nada de eso será necesario. Las cosas materiales son solo importantes mientras estamos aquí, encarnados en un cuerpo físico en la tierra.

¿Nunca te preguntaste: ¿para qué estamos acá, en la tierra?

Existimos con un propósito. Tenemos que cumplir una tarea. Es una tarea personal y única. Es nuestra misión personal. Es un compromiso asumido con anterioridad a nuestro nacimiento. Generalmente lo olvidamos. Y vagamos perdidos por la tierra, sin rumbo. Hasta que un día recordamos. Renovamos el compromiso.

Asumimos nuestra tarea. Muchas veces los apegos nos impiden     completar nuestra misión personal, nos atan, nos limitan, nos desvían del propio rumbo. Por el contrario, el desapego nos da las oportunidades necesarias para facilitarnos el cumplimiento de nuestras misiones. El desapego nos da alas para emprender libre vuelo.

Nuestras misiones dan sentido a nuestra vida. Sin embargo, la mayoría de las personas vive sin tener en cuenta sus misiones, pierden el sentido de la vida. La pérdida del sentido de vida origina estados depresivos, desorientación, desconsuelo.

Todos los que estamos en la tierra vinimos a realizar una misión, un trabajo determinado.

La misión es una tarea elegida por nosotros antes de «bajar» a este planeta. Pero lo olvidamos en el momento de encarnar. Sin embargo, nuestra alma recuerda. Nosotros, como seres humanos, lo hemos olvidado. Es como si hubiésemos quedado envueltos en un sueño que nos hizo olvidar nuestros orígenes, nuestra procedencia y nuestro propósito. Actualmente hay personas que están despertando de ese sueño y van recordando sus misiones. Este sueño del que estamos hablando es: La vida que llevamos todos los días, o sea, lo que nosotros denominamos » la realidad».

En estos tiempos que transcurren, muchas personas están despertando a ese letargo o sueño. Es un sueño que envuelve al género humano desde hace mucho tiempo. Un hechizo que centró a la humanidad en lo meramente tangible y visible y le hizo desarrollar la materia al máximo de las posibilidades, pero olvidando la existencia del espíritu que habita en todas las cosas.

Ese sueño ilusorio hizo que el hombre creyera que la materia densa es lo único que existe. De ahí que a todo lo palpable y científicamente comprobable, el hombre le dio el nombre de » la realidad». Sin embargo, existen muchas otras realidades, no solo el material.

A expandirse nuestra conciencia nos abriremos a una comprensión mayor, e iremos recordando poco a poco nuestras misiones. Comprenderemos que existen otros planos de la realidad. Poco a poco comenzaremos a develar el enigma de nuestra existencia, descubriendo quienes somos y que es lo que estamos haciendo aquí, en este planeta, en esta vida (y en las otras vidas)

LA DEPENDENCIA EMOCIONAL

La dependencia emocional es la necesidad afectiva extrema que una persona siente hacia otra a lo largo de sus diferentes relaciones de pareja. No obstante, su carácter crónico no se basa en la sucesión de dichas relaciones sino en la personalidad de estos sujetos; es decir, el dependiente emocional lo es también cuando no tiene pareja, aunque esto no sea lo más habitual porque su patología provoca que busque otra desesperadamente. De hecho, una de sus características es que no soportan la soledad.

Características de los dependientes emocionales

Dividiremos estas características en tres áreas: relaciones interpersonales (con especial hincapié en las de pareja), autoestima y estado anímico:

1) Relaciones interpersonales:

·    Tendencia a la exclusividad en las relaciones. Esto se da tanto en las relaciones de pareja como en las amistades de estas personas, sintiéndose más cómodas hablando con un único amigo que en un grupo numeroso, en el que no se tiene el suministro afectivo necesario y pueden, paradójicamente, encontrarse más solas. Esta exclusividad, dentro ya de las relaciones de pareja, da a entender que más que cariño hay necesidad hacia el otro, implica una cierta falta de construcción personal. Asimismo, ilustra a la perfección la similitud con otras adicciones, en tanto que dicha exclusividad y enganche constante hacia la otra persona se produce también en ellas. La adicción se convierte en el centro de la existencia del individuo y todo lo demás queda al margen, incluyendo trabajo, familia o amigos. De conservar amistades suelen ser de uno a uno y para hablar sobre la pareja, que se convierte en el tema favorito de conversación.

·    Necesitan un acceso constante hacia la persona de la cual dependen emocionalmente. Esto se traduce en un agobio asfixiante hacia ella con continuas llamadas, mensajes al móvil, aferramiento excesivo, deseo de hacer con ella cualquier actividad, etc. La motivación de este acceso constante es por un lado la necesidad emocional y por otro la ansiedad por una posible pérdida del otro.

·    Necesitan excesivamente la aprobación de los demás. De hecho, sondeando en los antecedentes patológicos de estos pacientes aparecen en muchas ocasiones historia de trastornos de la alimentación. Esto indica el desequilibrio emocional subyacente, su autorrechazo y también los deseos de agradar (en el caso de los trastornos alimentarios, también físicamente) a los demás.

·    Ilusión al principio de una relación o cuando conocen a una persona “interesante”. Esta ilusión tiene mucho de autoengaño, de la misma forma que cuando se da una ruptura pueden pensar que por ver de vez en cuando a su pareja no se van a volver a enganchar a ella, o que si ésta ha prometido dejar de agredirles sistemáticamente creer que en esta ocasión será cierto.

·    Subordinación en las relaciones de pareja. Es un medio para preservar la relación a toda costa, algo que hacen muy bien y que es atrayente para sus parejas por el suministro narcisista que les proporciona. Las relaciones de pareja de los dependientes emocionales son marcadamente asimétricas, desequilibradas. Uno de sus componentes es el que domina claramente en la pareja y el otro (en este caso, el dependiente emocional) sólo se preocupa de su bienestar, de hacer lo que su pareja desee, de magnificar y alabar todo lo que hace, de ser el objeto de su desprecio narcisista e incluso a veces de su rabia, tanto psíquica como física.

·    Idealizan a sus parejas y las escogen con unas características determinadas: ególatras, con gran seguridad en sí mismas, frías emocionalmente, etc. El narcisismo de estas personas es la contrapartida de la baja autoestima de los dependientes emocionales, por eso se produce esta idealización y fascinación.

·    Las relaciones de pareja atenúan su necesidad, pero siguen sin ser felices. De todas maneras, tampoco esperan serlo porque su existencia es una sucesión de desengaños y no tienen el componente esencial del bienestar: quererse a sí mismos. Este componente, por otra parte, es fundamental para poder llevar a cabo relaciones de pareja sanas, equilibradas y mutuamente gratificantes. Esta sensación de tristeza y de vida torturada se manifiesta con claridad cuando nos damos cuenta de que realmente no echan de menos el afecto y a veces el respeto que la pareja debería tenerles, simplemente es algo desconocido para ellos. Esto es algo que resulta difícil de entender cuando tratamos con estas personas.

·    Pánico ante la ruptura y gran posibilidad de padecer trastornos mentales en caso de que se produzca. De hecho, uno de los dos motivos principales de consulta de los dependientes emocionales es el padecimiento de una psicopatología (generalmente, un episodio depresivo mayor) tras una ruptura. Este sufrimiento se puede producir con una persona que ha hecho la vida imposible o que incluso ha maltratado al dependiente emocional. En estos casos, el paciente no deja de recordarnos a un toxicómano en pleno “síndrome de abstinencia”; es más, son muy frecuentes la negación de dicha ruptura y los continuos intentos y exhortaciones para reanudar la relación. Es necesario añadir que esta tormenta emocional amaina milagrosamente cuando aparece otra persona que cubra las necesidades afectivas del dependiente, y es muy frecuente que la ruptura se produzca cuando se tiene ya otra relación. Cuando esto se produce, el centro de la existencia pasa a ser la nueva pareja. La diferencia con personas “normales” es que éstas suelen guardar un periodo que podríamos calificar como de duelo tras una ruptura amorosa, período en el que no se tienen muchas ganas de tener a otra persona porque la anterior todavía ocupa un lugar privilegiado.

·    Tienen un miedo e intolerancia terribles a la soledad, base de su comportamiento ante las rupturas, de su necesidad de otra persona, del apego y parasitismo que tienen hacia ella u otras personas, etc. Esta intolerancia a la soledad se debe a que la relación del dependiente consigo mismo es muy negativa; con otras palabras, podemos afirmar que “no se soportan”.

·    Presentan cierto déficit de habilidades sociales, como falta de asertividad. También destaca el egoísmo, fruto de la necesidad patológica que tienen hacia otra persona. La exclusividad y el agobio que pueden llevar a cabo también hacia amistades denota precisamente ese egoísmo. Pueden tener a otra persona al teléfono hablando de su pareja durante mucho rato sin importarles, por ejemplo, que tengan visita o que se tengan que marchar por cualquier motivo.

2) Autoestima:

·    Autoestima y auto concepto muy bajos. No esperan ni echan a faltar el cariño de sus parejas porque tampoco lo sienten hacia sí mismos, y generalmente tampoco lo han tenido de sus personas más significativas a lo largo de sus vidas. Podemos afirmar sin temor a equivocarnos que, así como el miedo a la soledad es uno de los rasgos distintivos de los dependientes emocionales, la falta de autoestima es el fundamento de dicho rasgo. El auto concepto es también bajo por simple coherencia con la autoestima, aunque esto en ocasiones no es así en tanto pueden desarrollar habilidades a lo largo de su vida en las cuales adquieran confianza y seguridad (por ejemplo, en el área laboral).

3) Estado de ánimo y comorbilidad:

·    Manifiestan estar tristes y preocupados. Antes hemos hablado sobre la sensación de tristeza e infelicidad que planea sobre las vidas de los dependientes emocionales; el estado de ánimo es por tanto histórico y con tendencia a las rumiaciones sobre posibles abandonos, sobre el futuro de la relación, el miedo a la soledad y qué podrían hacer para mitigarlo, etc. En consecuencia, la sintomatología ansiosa también es relevante. Las comorbilidades más frecuentes son, por tanto, con trastornos depresivos y ansiosos, y hay que considerar la posibilidad de antecedentes de trastornos de la alimentación como la anorexia o la bulimia.

Como síntesis de estas características podemos extraer las que consideramos básicas para la dependencia emocional, que deben estar presentes necesariamente para que una persona merezca este diagnóstico. Son las siguientes:

a)   Miedo e intolerancia a la soledad.

b)   Historia de relaciones de pareja gravemente desequilibradas, o una única relación que por su duración ha ocupado la mayor parte de la vida adulta del sujeto.

c)   Baja autoestima.

Las causas de la dependencia emocional son lo suficientemente extensas y complejas como para no profundizar en ellas en este artículo. No obstante, sí podemos anticipar que, entre otros factores, la mezcla de carencias afectivas tempranas y el mantenimiento de la vinculación emocional hacia las personas que han resultado insatisfactorias son las responsables de la génesis de la dependencia.

El camino para salir de la dependencia

El deseo no es apego

De manera más específica, podría decirse que detrás de todo apego hay miedo, y más, algún tipo de incapacidad. Por ejemplo, si soy incapaz de hacerme cargo de mí mismo, tendré temor a quedarme solo, y me apegaré a las fuentes de seguridad disponibles, representadas en distintas personas. El apego es la muletilla preferida del miedo, un calmante con peligrosas contradicciones.

El hecho de que desees a tu pareja, que la degustes de arriba abajo, que no veas la hora de enredarte en sus brazos, que te deleites con su presencia, su sonrisa o su más tierna estupidez, no significa que sufras de apego. El placer (o si quieres, la suerte) de amar y ser amado es para disfrutarlo, sentirlo y saborearlo. Si tu pareja está disponible, aprovéchala hasta el cansancio; eso no es apego sino intercambio de reforzadores. Pero si el bienestar recibido se vuelve indispensable, la urgencia por verlo no te deja en paz, y tu mente se desgasta pensando en él: bienvenida al mundo de los adictos afectivos.

Recuerda: el deseo mueve al mundo y la dependencia lo frena. La idea no es reprimir las ganas naturales que surgen del amor, sino fortalecer la capacidad de soltarse cuando haya que hacerlo.

El desapego no es indiferencia

Equivocadamente entendemos el desapego como dureza de corazón, indiferencia o insensibilidad, y eso no es así. El desapego no es desamor, sino una manera sana de relacionarse, cuyas premisas son: independencia, no posesividad y no adicción. La persona no apegada (emancipada) es capaz de controlar sus temores al abandono; no considera que deba destruir la propia identidad en nombre del amor, pero tampoco promociona el egoísmo y la deshonestidad. Desapegarse no es salir corriendo a buscar un sustituto afectivo, volverse un ser carente de toda ética o instigar la promiscuidad. La palabra libertad nos asusta y por eso la censuramos.

Declararse afectivamente libre es promover afecto sin opresión, es distanciarse de lo perjudicial y hacer contacto en la ternura. Quien decide romper con la adicción a su pareja, entiende que desligarse psicológicamente no es fomentar la frialdad afectiva, porque la relación interpersonal nos hace humanos (los sujetos «apegados al desapego» no son libres, sino esquizoides).

No podemos vivir sin afecto, nadie puede hacerlo, pero sí podemos amar sin esclavizarnos. Una cosa es defender el lazo afectivo y otra muy distinta ahorcarse con él. El desapego no es más que una elección que dice a gritos: el amor es ausencia de miedo.

Los amores dependientes

¿Por qué nos ofendemos si el otro no se angustia con nuestra ausencia? ¿Por qué nos desconcierta tanto que nuestra pareja no sienta celos? ¿Realmente estamos preparados para una relación no dependiente? ¿Alguna vez lo has intentado? ¿Estás dispuesta a correr el riesgo de no dominar, no poseer y aprender a perder? ¿Alguna vez te has propuesto seriamente enfrentar tus miedos y emprender la aventura de amar sin apegos, no como algo teórico sino de hecho?

Si es así, habrás descubierto que no existe ninguna contradicción evidente entre ser dueño o dueña de la propia vida, y amarse a uno mismo. Por el contrario, cuando ambas formas de afecto se disocian y desequilibran, aparece la enfermedad mental. Si la unión afectiva es saludable, la conciencia personal se expande y se multiplica en el acto de amar. Es decir, se trasciende sin desaparecer.

E. E. Cummings lo expresaba así:

Amo mi cuerpo cuando está con tu cuerpo,

es un cuerpo tan nuevo, de superiores muslos y estremecidos nervios

TEN EN CUENTA….

La dependencia emocional que sentimos hacia las personas que nos rodean y que queremos no debe impedirnos realizar nuestros sueños, evolucionar como personas y progresar en nuestras vidas.

Cierto grado de dependencia emocional es sana y natural para el ser humano, ésta nos lleva a crear vínculos afectivos con las personas que nos rodean, primero con nuestros progenitores cuando somos niños, en la adolescencia con los amigos y en la edad adulta con nuestra pareja. El problema surge cuando este tipo de dependencia nos afecta en lo personal y nos impide desarrollarnos en la vida como seres independientes y libres.

La dependencia emocional que sentimos hacia las personas que nos rodean y que queremos no debe impedirnos realizar nuestros sueños, evolucionar como personas y progresar en nuestras vidas. Si en ocasiones te sientes presionada, presionada o chantajeada, chantajeado o emocionalmente, tendrás que aprender a liberarte de estas presiones, si dependes excesivamente de alguien que te impide avanzar, quizás es que esa persona no te quiere realmente como mereces, eres tú quien debe llevar las riendas de tu vida y hacerle ver a esa persona que la consecución de tus ambiciones es importante para ti, y que no por ello la vas a querer menos.

Si renuncias a tus sueños pensando en la felicidad de los demás, habrás renunciado a ser tu misma/o, habrás forjado tales lazos de dependencia emocional que te harán sentir inferior e insegura/o. Piensa que para que una relación afectiva funcione tiene que empezar por ser una relación sana, es decir, en la que ambos miembros se acepten tal y como son, con sus virtudes y sus defectos, sin intentar cambiar lo esencial del otro. Pero para ello, para aceptar a tu pareja tal y como es, primero debes aceptarte a ti misma/o.

Una vez puestas tus prioridades en orden y con las ideas claras, a través de la comprensión y del diálogo, lograran tener una relación equilibrada. No esperes a que tu pareja descubra lo que piensas, necesitas o cómo te sientes sin decirle ni palabra, debes confiar en él o ella y aprender a sincerarte, es la mejor manera de evitar futuros conflictos y malentendidos.

En muchas ocasiones resulta difícil delimitar donde acaba el amor y empieza la dependencia, sus límites no se hallan bien definidos, por eso -especialmente si eres una persona insegura- debes de tener bien claro que nunca vas a dejarte chantajear emocionalmente. Si aceptas dicho juego fomentarás en ti misma sentimientos de culpabilidad que contribuirán a minar tu autoestima, además de estar permitiendo que tu relación de pareja se desmorone. No te dejes manipular y convéncete de que la felicidad de tu pareja no depende exclusivamente de ti, debes decirle las cosas que te molestan o no te gustan.

Ambos deben dialogar y reflexionar sobre vuestra relación, comunicar al otro lo que cada cual espera de ésta, y mostrarse abiertos a las necesidades de la pareja para satisfacerla, pero siempre que ambos miembros estén dispuestos, si sólo cedes tú, tu relación con el paso del tiempo y la consiguiente agravación de los conflictos resultará cuanto menos insostenible.

Si te hayas en esta situación, reflexiona a fondo sobre tu vida y el rumbo que deseas que ésta tome en el futuro, no renuncies nunca a ser tú misma/o.

¿Qué dices, te decides a vivir libremente?

RECOMENDACIONES GENERALES

No le des valor a lo que no lo tiene.

Usa tu coraje en una forma positiva para sanar heridas y superarte

Aprende a “Acostumbrarte” a estar con tu propio ser.

No limites a tu conciencia a unos pensamientos que atrasan tu vida.

Amate, quiérete, mímate…….

Recuerda: Recogemos fruto de lo que cosechamos, por lo tanto, si has actuado bien y has cumplido con tu deber, es tiempo de que tengas tranquilidad y prosperidad.

Busca orientación y consejería profesional para unas metas adecuadas.

Finalmente, la persona que se reconoce a sí misma dice:

Yo soy responsable de:

mis pensamientos

mis sentimientos

mis acciones

La persona adicta a.… dice

Pienso que soy responsable de:

tus pensamientos

tus sentimientos

tus acciones

Pienso que tú eres responsable de:

mis pensamientos

mis sentimientos

mis acciones

UN PROGRAMA PARA LIBERARTE DE LA DEPENDENCIA

– Escribe tu propia Declaración de Independencia en la que anuncies claramente ante ti mismo y para ti mismo que quieres funcionar en todas las relaciones humanas eliminando por completo las manipulaciones externas. «Yo, esta persona, para lograr una unión más perfecta, etc.,»

– Habla con todas las personas de quienes te sientes dependiente psicológicamente. Declara tus propósitos de funcionar independientemente. Explica lo que sientes cuando haces cosas por obligación. Ésta es una estupenda estrategia para comenzar este proceso, pues la otra persona puede que ni siquiera se dé cuenta ni que sienta que eres dependiente.

– Ponte metas de cinco minutos de duración para tratar con la gente dominante de tu vida. Prueba una frase corta: «No, yo no quiero hacerlo» y observa cómo reacciona la otra persona.

– Organiza una sesión de planificación con tu socio dominante en un momento en que no te sientas amenazado. Durante esta sesión, explícale que a veces te sientes manipulado y sometido y que te gustaría tener una señal convenida entre los dos para hacérselo notar cuando suceda y tú no quieras hablar de ello. Por ejemplo, un tironcito de oreja o ponerte el dedo en la boca para anunciarle que te estás sintiendo sometido en ese preciso instante.

– Cuando te sientas empujado a hacer cosas, manipulado psicológicamente, díselo a la otra persona y actúa de la manera en que te gustaría comportarte.

– Recuérdate a ti mismo que los padres, cónyuges, amigos, jefes y otros, a menudo desaprobarán tu comportamiento y que eso nada tiene que ver con lo que eres o quien eres. Es sabido que en cualquier tipo de relación habrá siempre desacuerdos. Si los esperas, no te desesperarás cuando sucedan. De esta manera podrás romper con muchas de las relaciones de dependencia que te esclavizan emocionalmente.

– Incluso aunque trates deliberadamente de evitar a la gente dominante (padre o madre, cónyuge, jefe, hijos), seguirás estando controlado por ellos durante su ausencia si te sientes inmovilizado emocionalmente por su culpa.

– Si te sientes obligado a visitar ciertas personas, pregúntate si quisieras que otras te visiten simplemente porque se sientan obligadas a ello. Si no es así, otorga un trato correspondiente a quienes estás tratando de esta manera y háblalo con ellos. Esto es, revierte la lógica del comportamiento y verifica la falta de dignidad que existe en una relación obligada de este tipo.

– Toma la decisión de salirte de tu rol de dependencia haciendo un trabajo voluntario, leyendo, tomando a alguien para que se ocupe de los niños (aunque cueste demasiado dinero y pienses que no te lo puedes permitir), aceptando un empleo que no pague demasiado bien. ¿Por qué? Simplemente porque la remuneración que significa el aumento del aprecio y valoración de ti misma bien vale la pena, cueste lo que cueste en dinero o en tiempo.

– Insiste en tu independencia económica sin ataduras y sin tener que darle cuenta a nadie. Si tienes que pedir el dinero que quieres o necesitas, eres un esclavo. Si eso no es posible, arréglatelas para ganar tu propio dinero de la manera más creativa que puedas.

– ¡Déjalos estar! ; Déjate estar tú! ¡Deja de dar órdenes! ¡Deja de

recibir órdenes!

– Reconoce tu deseo de intimidad, de no tener que compartir todo lo que sientes y experimentas con alguien. Tú eres único y privado. Si sientes que tienes que compartir todo, no tienes elección y eres en consecuencia una persona dependiente.

– Deja que la habitación del niño sea realmente la suya. Dale un espacio que él pueda controlar y siempre que no sea perjudicial, deja que él decida cómo la va a organizar. Una cama hecha no es más sólida psicológicamente que una sin hacer, aunque te hayan enseñado lo contrario.

– En las fiestas haz grupo aparte de tu marido o mujer. No sientas que tienes que estar con esa persona todo el tiempo. Separaos y luego unid vuestras fuerzas cuando todo haya acabado. Así duplicaréis vuestras experiencias.

– Si tú tienes ganas de ir al cine y tu compañero quiere jugar al tenis, hacedlo de esa manera. Permitíos más separaciones y así las reuniones serán más alegres y estimulantes.

– Haz cortos viajes solo o con amigos sin tener que sentirte atado a tu cónyuge o compañero. Os sentiréis más unidos cuando volváis y apreciaréis el hecho de poder funcionar independientemente.

– Recuerda que no tienes la responsabilidad de hacer feliz a los demás. Los demás se hacen felices a sí mismos. Es posible que realmente disfrutes de la compañía de otra persona, pero si sientes que tu misión es hacerla feliz, entonces dependerás de ella y te sentirás deprimido cuando esa persona esté deprimida. O peor aún, pensarás que eres tú quien le ha fallado. Tú eres el responsable de tus propias emociones, y la demás gente, de las suyas. Nadie puede controlar tus sentimientos, salvo tú mismo.

– Recuerda que el hábito no es razón suficiente para hacer algo, cualquier cosa que sea. El que siempre hayas estado sometido a los demás no es motivo ni justificación suficiente para seguir estándolo.

– La clave de una vida eficiente reside en la independencia. Igualmente, la clave de un buen matrimonio reside en el mínimo de fusión y el máximo de autonomía y auto dependencia. Y aunque sientas verdadero temor a romper tus relaciones dependientes, seguro que si les preguntas lo que piensan a las mismas personas con las que mantienes estas relaciones de dependencia emocional, descubrirás, con gran sorpresa, que ellos admiran más a quienes piensan y actúan por sí mismos. Otra ironía. Quienes más te respetarán por ser independiente serán los mismos que con más fuerza trataron de mantenerte subordinado.

El nido es un lugar maravilloso para que se desarrolle el niño, pero abandonar el nido es aún más maravilloso y puede sentirlo así tanto el que se va como el que se queda observando el despegue.