Leyes del universo

Leyes del universo

Leyes del universo. Este artículo en audio

Las leyes del universo son principios o patrones que se cree que rigen el funcionamiento del universo y tienen influencia en nuestras vidas. Estas leyes se basan en diferentes tradiciones filosóficas, espirituales y metafísicas. A continuación, se presentan algunas de las leyes universales más conocidas:

  1. Ley de la atracción: Esta ley sostiene que atraemos a nuestra vida aquello en lo que nos enfocamos y en lo que creemos. Según la ley de la atracción, nuestros pensamientos, emociones y creencias emiten una energía que se manifiesta en nuestras experiencias.
  2. Ley de causa y efecto: También conocida como la ley del karma, esta ley establece que toda acción tiene una consecuencia. Lo que sembramos, cosechamos. Nuestras acciones, palabras y pensamientos generan resultados en nuestras vidas, ya sea a corto o largo plazo.
  3. Ley de la vibración: Esta ley sostiene que todo en el universo está en constante vibración. Todo, desde los objetos físicos hasta nuestros pensamientos y emociones, emite una frecuencia vibratoria. Según esta ley, nuestras vibraciones determinan las experiencias y circunstancias que atraemos.
  4. Ley de la correspondencia: Esta ley afirma que «como es arriba, es abajo; como es adentro, es afuera». Es decir, lo que vemos en el mundo exterior es un reflejo de nuestro mundo interior. Si queremos cambiar nuestras circunstancias externas, primero debemos trabajar en nosotros mismos.
  5. Ley de la resonancia: Esta ley establece que somos seres energéticos que interactúan y se conectan con el entorno y las personas a través de la resonancia. Atraemos y nos conectamos con aquello que está en sintonía con nuestras vibraciones y estados de ánimo.
  6. Ley de la acción: Esta ley señala que debemos tomar acción para manifestar nuestros deseos y objetivos. No basta con desear o visualizar algo, también debemos dar pasos concretos hacia ello. La acción es necesaria para crear cambios y materializar nuestros sueños.

Es importante tener en cuenta que estas leyes no son leyes científicas comprobadas, sino más bien principios filosóficos y espirituales que se basan en diferentes enfoques de pensamiento. La interpretación y aplicación de estas leyes pueden variar según las creencias y perspectivas individuales. Algunas personas encuentran valor y guía en estas leyes, mientras que otras pueden tener una visión más escéptica o diferente.

Otras leyes del Universo.

 Leyes del universo

1.-Ley de la potencialidad pura.
 Somos en esencia espíritu, conectado a un todo indivisible, del cual todo proviene, somos potencialidad pura, es decir todo, absolutamente todo es posible.
Cuando nos damos cuenta de nuestro verdadero ser, todo lo podemos, sin embargo si nuestra vida se rige con referencia a lo que percibimos en nuestra realidad (objetos, situaciones y personas) entonces nos importa lo que digan o piensen de nosotros y actuamos con base en el miedo. Para poder acceder a ese lugar es importante entrar en contacto con uno mismo.
¿cómo poner en practica esta ley?
Practicando el silencio, simplemente ser. (Al menos una vez al día callar la mente)
Entrando en contacto con la naturaleza.
Practicando el no juzgar, «hoy no juzgaré nada de lo que ocurra»
2.-Ley de dar.
Puede ser llamada ley de dar y recibir. El universo se ríe por opuestos.
Debemos poder dar aquello que deseamos recibir, darlo con gratitud, darlo de corazón, no debemos detener el flujo de la energía del universo. Si a través del acto de dar sientes que has perdido algo, entonces el regalo no es verdadero y no causarás aumento en el recibir. Es la intención detrás del dar lo importante.
¿Cómo poner en práctica esta ley?
A donde quiera que vaya y a quien quiera que encuentre le daré un regalo.(un cumplido, una flor, una oración)
Hoy recibiré con alegría los regalos que la vida tiene para ofrecerme.
Haré un compromiso para mantener la riqueza circulando en mi vida. Cada vez que me encuentre con alguien, les desearé silenciosamente felicidad, alegría y regocijo.
3.-Ley del «Karma» o Causa o efecto.
Toda acción tiene una reacción. «Lo que siembras, cosechas» Esta ley implica la toma de decisiones conscientes entonces antes de hacer cualquier elección deberás preguntarte «¿cuáles son las consecuencias de esta decisión? y ¿esta decisión me traerá felicidad a mí y los que están alrededor mio?». Hay un mecanismo que tiene el universo para ayudarte a tomar las decisiones correctas y tiene que ver con las sensaciones de tu cuerpo. Tu cuerpo experimenta dos tipos de sensaciones las de bienestar y las de malestar. Si
eres consciente de tus sensaciones tomaras las decisiones correctas. ¿Cómo poner en práctica esta ley?
-Hoy seré testigo (consciente) de las decisiones que tome a cada momento.
-Siempre que tome una decisión preguntaré dos cosas «¿Cuáles son las consecuencias de esta decisión que estoy tomando?» y también si «¿Esta decisión traerá felicidad y satisfacción para mí y para aquellos a los que afecte esta decisión?»
-Le pediré a mi cuerpo que me guíe y me dejaré guiar por sus mensajes de bienestar y malestar.
4.-La ley del menor esfuerzo.
Esta ley se basa en el principio de que la inteligencia de la naturaleza funciona sin esfuerzo, total entrega y despreocupación. Gastas menos energía cuando tus acciones están motivadas por el amor, porque la naturaleza se sostiene por medio de la energía del amor, cuando es así, no hay desperdicio de energía, tu energía se acumula y se multiplica, el excedente de energía que acumulas y disfrutas puede ser canalizado para crear cualquier cosa que tú quieras, incluyendo riqueza ilimitada. No desperdicias energía tratando
de justificar tus posiciones o tus puntos de vista, aceptas y fluyes con la vida.
¿Cómo poner en práctica esta ley?
-Practicando la aceptación: de la gente, situaciones, circunstancias y eventos como ocurran.
-Tomaré responsabilidad de mi situación y de todos aquellos eventos que perciba como problemas. (Lo que significa no culpar a nadie, ni siquiera a mí, o nada de mi situación )
-Hoy mi conciencia se mantendrá establecida en la «no defensa». Renunciando a defender mi punto de vista.
5.-La ley de la intención y el deseo.
Mientras no violes las leyes de la naturaleza, tu puedes, a través de tu intención, manejar literalmente sus leyes para realizar tus sueños y tus deseos. La intención proporciona la base para que el flujo sin fricción de potencialidad pura busque, sin esfuerzo y espontáneamente, expresarse de lo inmaniefiesto a lo manifiesto.
¿Cómo poner en práctica esta ley?
-Hare una lista de mis deseos. Llevare esta lista a dondequiera que vaya.
-Liberaré esta lista y la rendiré al seno de la creación confiando que el plan cósmico ha diseñado para mi más grandeza que aquella que yo pueda concebir.
-Me recordaré el practicar conciencia del momento presente en todas mis acciones.
6.-La ley del desapego.
Para adquirir cualquier cosa en el universo físico tienes que renunciar a tu apego a ella. No renuncias a la intención de crear tu deseo; ni al deseo.
Renuncias a tu apego al resultado.
La verdadera riqueza de conciencia es la habilidad de tener todo lo que desees, a cualquier hora que lo desees, con el menor esfuerzo. Para poder experimentar esto tienes que estar basado en la sabiduría de lo incierto, allí encontrarás la libertad de crear cualquier cosa que desees.
¿Cómo poner en práctica esta ley?
-Hoy me comprometeré a no tener apego. Me permitiré y permitiré a aquellos a mi alrededor la libertad de ser como son.
-Hoy incluiré lo incierto como uno de los ingredientes esenciales de mi experiencia.
-Penetraré en el campo de todas las posibilidades y anticiparé la emoción que pueda ocurrir cuando me mantengo abierto a una infinidad de elecciones.
7.-Ley del «Dharma» o propósito en la vida.
Todos tenemos un propósito en la vida…un don único o talento especial para dar a otros. Tú tienes un talento único y una manera única de expresarlo y para cada talento y cada expresión única de ese talento, hay también necesidades únicas. Al hacer lo que es tu talento entras en un estado de conciencia sin tiempo.
¿Cómo poner en práctica esta ley?
-Le pondré atención al espíritu dentro de mí que anima mi cuerpo y mente.
-Haré una lista de mis talentos únicos.
-Diario preguntaré ¿cómo puedo servir? y ¿cómo puedo ayudar? La respuesta a estas preguntas me permitirá ayudar y servir a mi prójimo con amor.



El karma, que se halla limitado a la Tierra, como sistema en sí contiene decisiones que tú, como individuo, has tomado durante tu estadía en este planeta. Cuando viniste por prime­ra vez, el nivel vibracional que hallaste aquí, fue para ti una experiencia chocante. La manifestación de forma física fue pa­ra cada uno de ustedes una experiencia muy distinta. Aque­llos de ustedes que vinieron de una dimensión de forma física más densa, hallaron el cambio menos difícil. Sin embargo, en­tre ustedes están aquellos que provienen de formas energéti­cas menos densas y aun de algunas no físicas. Para muchos de ustedes fue muy difícil manifestarse en la vibración baja y len­ta de la forma física sobre la Tierra. Por esa dificultad comen­zaron vuestras decisiones, que aún se hallan en ustedes. Estas decisiones han influido sobre vuestra cooperación en la mi­sión que han elegido.
Las decisiones encerradas en tu propia conciencia indi­vidual comenzaron en el instante de tu manifestación sobre la Tierra. Muchos de ustedes decidieron que la misión sobre la Tierra era demasiado difícil, demasiado pesada, como pa­ra poder lograrla. Viniendo de un nivel de conciencia en el que era mucho más fácil manifestar los pensamientos, algu­nos de ustedes decidieron que no estaban en condiciones, que no eran capaces, que no tenían la posibilidad de manifes­tar vuestros pensamientos sobre la Tierra. Esto es falso. Uste­des manifiestan vuestros pensamientos constantemente. Cada pensamiento tiene energía. Esta energía es la energía de la creación. Son los pensamientos los que todo lo conciben. Cada pensamiento que tienen se manifiesta en la realidad.
Aquellos pensamientos que ustedes ligan a la conciencia humana en el sistema de la dualidad, han resultado en la in­clinación al polo del mal, han atraído la desgracia, el males­tar y la desesperación, asociado con el sistema en la Tierra. Vuestra conciencia ahora está siendo limpiada de tales pen­samientos a través de vuestras actividades que la agrandan. La lectura de este libro también forma parte de tales activi­dades. Si observas tu vida, verás otras actividades en las que tú has participado, especialmente en los últimos tiempos. Te felicitamos por tu elección. Te felicitamos por tu elección he­cha hace muchos eones, de participar de esta fase especial de la experiencia en la Tierra.


No es fácil elegir la polaridad del bien —o a Dios— en la esencia de tu ser. La decisión para esa esencia tiene conse­cuencias sobre todos tus pensamientos y sobre la Conciencia Universal. Cada vez que tu personalidad como individuo elige abandonar el mal en tus propios pensamientos, se anu­la un poco el mal de la mente colectiva. Cada vez que en tu vida diaria tienes la oportunidad de elegir el bien, y puedes liberarte de la sensación de estar separado, si puedes sentir­te unido a tus semejantes, uno con la Tierra, con la naturale­za, con todas las conciencias, produces un impacto en la mente universal. Los pensamientos no vienen sin ser invita­dos. Los pensamientos son creados. Tú mismo creas tus pro­pios pensamientos. Tienes el poder y la capacidad de crear pensamientos que representen el polo de Dios.


Puedes soltar aquellos pensamientos que personifican el polo del dolor y del sufrimiento. Puedes, en cualquier ins­tante de tu vida diaria, elegir ver la Unidad, puedes expre­sar y manifestar la Unidad de todo lo que es. Eres una por­ción de la energía del Universo. Te has identificado errónea­mente como separado, como ego. El ego se halla unido al sistema de pensamiento humano. El ego es falso. La separa­ción es falsa. Al mismo tiempo es el ego en ti el que debes destruir. En el proceso de apartarse del mal, el ego debe apartarse de la separación; debe ser destruido. El ego fue pensado para ser destruido. No es algo que uno debe temer. Como estaba previsto, el mismo ego está llegando a su fin naturalmente.


Tú no estás matando al ego. Te permites alcanzar su con­clusión. Cada vez que eliges soltar —aunque sólo sea un poco— la ilusión de la separación, cada vez que eliges verte en algún otro, elevas la conciencia del planeta. Cada vez que te ves como una parte de todo lo que es, esta Unidad se hace más real y visible y se manifiesta en la experiencia de todas las personas. Cada pensamiento que piensas, tiene un efecto sobre el todo. En ello no yace ninguna carga. Es parte del juego elegido por ti.
El ego es una manifestación de la conciencia humana dentro del sistema humano sobre el planeta Tierra. Tu propio ego te ve como separado de Dios. Tu ego te separa de tu propia experiencia de Unidad. Es tu ego el que te mantiene más pequeño de lo que en realidad eres. Tú eres puro Ser. Eres todo lo que existe, lo que se manifiesta de tu manera humana única. Generalmente. se piensa que es el ego el que le inspira a uno pensamientos altisonantes acerca de sí mismo. En realidad, ocurre exactamente lo opuesto. Es el ego el que te limita a pensar que eres el que se halla dentro de tu piel.


En tu propia forma humana particular, existe aquella por­ción del Ser que elegiste reflejar. Tu ego se ha identificado con esta porción. Es por eso que tu ego se halla comprometido en hacer que la separación persista. Se ve a sí mismo como una parte del todo. Se vive como fuertemente delineado, como definidamente separado de las demás partes del todo. Tu ego no puede reconocerse como Dios, sino únicamente como separa-do de Dios. El ego no es malo: sólo es limitante. Al aferrarte a tu ego te aferras a tu separación. Esta separación te ha mante­nido alejado de la experiencia de Dios en tu interior.


La muerte del ego corresponde a muchas estructuras y doctrinas religiosas sobre el planeta Tierra. El ego debe mo­rir para sí mismo. Eso significa que el ego debe ser trascen­dido, para que tú, que lees este libro, te puedas sentir a ti mismo como parte de la Unidad, como Uno con todo lo que es. Esto es una amenaza para el ego. El ego se resiste a ser Dios y a reconocerse como Dios. El ego tuvo una función que cumplir en el sistema de la dualidad. El ego permitió la continuidad de la ilusión de separación, de manera que uno pudiera sentirse como separado dentro del sistema de la dualidad, dentro del sistema del bien y del mal. Este sistema se acerca a su fin, y el ego ya no es necesario.


Tu ego es una parte tuya. Tu ego puede ser trascendido. Puedes incluir a tu ego en las posibilidades de experiencia de tu ser. El ego no necesita ser una limitación. No necesita ser un enemigo. El ego puede ser incorporado, puedes soste­nerlo en una mano, puedes ir más allá de él.


El trascender tu propio ego individual forma parte de tu misión sobre la Tierra, si es que has de formar parte de la conclusión del sistema de la dualidad. Te guiaremos para que puedas trascender ese ego con el que te identificaste du­rante tanto tiempo. Quien eres va tanto, tanto más allá del ego, que éste es tan sólo un soplo de brisa en tu cara —pue­de que te haga pestañear por un momento, perdiendo tu co­nexión con tu verdadera realidad— pero el momento es muy breve en tu experiencia total.
El ego, con su sujeción a la dualidad, nos posibilitó a to­dos jugar al juego de la dualidad, al juego de la separación. Nosotros estamos obligados a agradecer al ego, el cual crea­rnos como parte del juego. No es necesario darle muerte al ego. Dejarlo morir, no significa dejar de existir como individuo. Dejar morir al propio ego significa trascender, trans­formar tu experiencia acerca de quién eres.
Tú creaste tu propio ego para conocer la separación, cuando tomaste una conciencia y una forma humana sobre esta Tierra. Tu ego —como tu cuerpo, tus sentimientos y tus pensamientos— es parte de la experiencia humana, de la que eres responsable.
Tú debes trascender y amigarte con el ego, que se halla ligado a la conciencia humana y que existe dentro del siste­ma de la dualidad. Es tu aliado en el hilo de tu experiencia. Amígate con él, pero no le permitas limitar tu conocimiento acerca de quién eres. Tu ego tiene como tarea mantenerte pequeño, alejado de tu unión con todo lo que es. Este ego, que alguna vez fue muy conveniente, ahora debe ser trascendi­do. En el camino de vuelta al conocimiento y a la experien­cia de tu conexión con todo lo que es, el ego es como una piedra en tu zapato, una molestia, algo que debe ser sacado, pero nada que deba odiarse.
Dejar morir al ego en ti, ir más allá de él, dejarlo desaparecer dentro de uno, significa descubrir tu propia identidad.
Cuando te identificas como separado de los demás, como separado de tus hermanos y hermanas, como diferente, enton­ces eso es ego. Cuando te identificas como mejor que tus her­manos y hermanas, eso es ego. Cuando te identificas como inferior a tus hermanos y hermanas, eso es ego. Cuando te ves de alguna manera separado, como mejor o peor, como superior o inferior, como más o menos inteligente, como más o menos atractivo —cada manera que tú eliges para apartar­te y separarte de tus hermanos y hermanas— eso es ego.
Es cierto que algunos de ustedes manifiestan aspectos diferentes de la Unidad. Algunos manifiestan dotes musica­les; otros manifiestan belleza física; otros, facilidad de pala­bra; otros, movimiento corporal en el baile. Todas estas co­sas son alegres manifestaciones de partes tuyas, que no pue­des ver de ninguna otra manera. Deberías alegrarte de todas estas aparentes variedades, deberías gozarlas; son parte de la celebración de la totalidad del Ser que eres. Estas diferen­cias no deberían verse como separaciones, sino como parte de la celebración de tu propio Ser.
El ego dentro del sistema humano es tu conexión con aquellas decisiones que forman la estructura de tu propio karma individual. El karma va junto al ego, porque tu expe­riencia del ego continúa de vida en vida dentro de tu incons­ciente individual. El karma puede ser trascendido, porque el ego puede ser trascendido. El ego limita tu conocimiento o tu experiencia de la separación. El ego te define como dife­rente de tus hermanos y hermanas.
El karma es un sistema que existe dentro de la dualidad. Se halla ligado, está atado al concepto de bueno y malo, co­rrecto e incorrecto, recompensa y castigo. La conciencia hu­mana, proveniente del ego individual, toma decisiones que la definen como separada de las demás formas de manifes­tación del Ser; no se ve como reflejo de las partes del Ser, que a su vez son reflejos de ella misma.
Las partes del Ser que adoptaron otras formas de mani­festación, otros medios de expresión, finalmente no son otra cosa que tú. En última instancia también eres tú. Por eso, en el sentido más amplio, no puedes causarte daño. Es decir, no te puedes lastimar a ti mismo, debido a que eres tanto el que lle­va a cabo la acción como el que la sufre. Todo eres tú. Puedes jugar un juego solamente dentro del sistema de la realidad humana. En el sistema de la dualidad la apariencia de separa­ción provoca la apariencia del bien y del mal.
Debido a que una parte tuya, muy dentro de tu esencia, conoce la verdad absoluta acerca de quién eres, sabe que tu esencia última es pura Energía, Luz, Dios, Bien. Cada vez que se lleva a cabo una acción en el juego humano, que pa­rece lograda a partir de la separación del conocimiento de tu propia esencia, se toma una decisión. Se toma una decisión acerca de lo que vales, acerca de tu bondad o no bondad, una decisión que te define más y te separa de tus hermanos y hermanas. Estas decisiones, como ya hemos dicho, se apo­yan en otras, se amplían y forman una estructura, que se lla­ma karma.
Dentro de tu sistema kármico individual y único, estas decisiones han formado tu conciencia y tu realidad, ya que tu realidad, en última instancia, es lograda por tu concien­cia. Con conciencia queremos decir el pensamiento cons­ciente despierto, el que actúa en tu llamada «realidad dia­ria». No queremos decir, en este caso, la conciencia externa. La conciencia se dividió en psicología en «consciente», «in­consciente», «subconsciente» y «supraconsciente». En este caso hablamos del «consciente» de la psicología. El ego existe en el «subconsciente», si se quieren utilizar estas categorías para definir las diferencias. Las estructuras kármicas yacen en la región llamada «subconsciente».


La psicología contemporánea y la metafísica hablan mu­cho sobre el estado de sueño (soñar). Los sueños son la cone­xión con el subconsciente. En el sueño se pueden concluir estructuras kármicas. Es decir, uno puede crear o formar la realidad en un sueño, en vez de hacerlo en la vida diaria. Uno puede utilizar los sueños para cerrar o finalizar una es­tructura kármica. Los sueños son muy útiles. En este libro te enseñaremos a utilizar el estado de sueño para cerrar estruc­turas kármicas, para que ya no tengas que crear manifestaciones físicas de estas estructuras para poner a cero tu participación en el llamado sistema del bien y del mal.
Tu estructura kármica individual, que se halla ligada a tus experiencias humanas asociadas sobre el planeta Tierra, puede ser trascendida. Tu conciencia individual puede vol­ver a ligarse a la Conciencia Universal. A través de este aco­ple con la Conciencia Universal, puedes elevarte sobre el sis­tema kármico. El sistema kármico está ligado al experimento de la dualidad, que se halla ligado a las experiencias del bien y del mal asociadas a este planeta. Es imprescindible que co­miences a elevarte sobre tus propias estructuras kármicas. Mientras existas como conciencia humana individual, y te aferres al sistema del karma, continuarás manifestando el mal como una realidad sobre este planeta Tierra, en ti mismo y entre tú y tus hermanos y hermanas. Es posible trascender el karma. Es posible concluir el karma en realidades no físicas, de manera que ya no sea necesario crear la dualidad.
La conciencia humana está tan conectada y ligada al sis­tema de la dualidad, que se asusta ante la idea de trascender su propio karma. Teme ser condenada o maldecida por actuar, por demostrar su condena o su castigo por su supuesta maldad. No es el castigo lo que se deja atrás: es el sistema, que contiene la noción de que el castigo y el mal tienen algu­na realidad.
Si uno se imagina que ha iniciado una supuesta mala ac­ción, que supone una negación de la propia bondad, enton­ces uno se imagina que debe ser castigado para demostrar su sometimiento fiel a Dios o a lo bueno. El castigo es error. El error existe en el sistema de la dualidad. El castigo amplía el mal. Castigarse a sí mismo es lo mismo que castigar a otros.
El sistema de la dualidad se amplía hacia afuera en for­ma de espiral. El mal produce el mal. Ya es hora de que el sistema se vuelva sobre la espiral, hacia adentro, que desa­parezca en sí mismo, que se cierre y desaparezca de la expe­riencia humana. Este sistema puede desaparecer, y la expe­riencia humana puede continuar en Amor, Luz y Alegría, como sucede en este instante en muchas otras dimensiones, sobre muchos otros planetas, en muchas otras formas de existencia.
El siste­ma de la dualidad sobre la Tierra puede desaparecer en sí mismo con tu ayuda, y así podrá quedar en vuestros corazo­nes sólo Bondad, Alegría y celebración de la Unidad.

Habla simplemente cuando sea necesario.
Piensa lo que vas a decir antes de abrir la boca.
Sé breve y preciso ya que cada vez que dejas salir una palabra por la boca,
dejas salir al mismo tiempo una parte de tu «chi».
De esta manera aprenderás a desarrollar el arte de hablar sin perder energía.
Nunca hagas promesas que no puedas cumplir.
No te quejes y no utilices en tu vocabulario palabras que proyecten imágenes negativas porque se producirá alrededor de ti todo lo que has fabricado con tus palabras cargadas de «chi».
Si no tienes nada bueno, verdadero y útil, es mejor quedarse callado y no decir nada.
Aprende a ser como un espejo, escucha y refleja la energía. El universo mismo es el mejor ejemplo de un espejo que la naturaleza nos ha dado porque el universo acepta sin condiciones nuestros pensamientos, nuestras emociones, nuestras palabras, nuestras acciones y nos envía el reflejo de nuestra propia energía bajo la forma de las diferentes circunstancias que se presentan en nuestra vida.
Si te identificas con el éxito, tendrás éxito. Si te identificas con el fracaso, tendrás fracasos.
Así, podemos observar que las circunstancias que vivimos son simplemente manifestaciones externas del contenido de nuestra habladuría interna.
Aprende a ser como el universo, escuchando y reflejando la energía sin emociones densas y sin prejuicios.
Con el mental tranquilo y en silencio, sin darle oportunidad de imponerse con sus opiniones personales y evitando que tenga reacciones emocionales excesivas, simplemente permite que una comunicación sincera y fluida exista.
No te des mucha importancia, sé humilde pues cuanto más te muestras superior, inteligente y prepotente, más te vuelves prisionero de tu propia imagen y vives en un mundo de tensión e ilusiones.
Sé discreto, preserva tu vida íntima, de esta manera te liberas de la opinión de los otros y llevarás una vida tranquila volviéndote invisible, misterioso, indefinible e insondable como el Tao.
No compitas con los demás, vuélvete como la tierra que nos nutre, que nos da de lo que necesitamos.
Ayuda a los otros a percibir sus cualidades, sus virtudes y a brillar. El espíritu competitivo hace que crezca el ego y crea conflictos
inevitablemente.
Ten confianza en ti mismo, preserva tu paz interna evitando entrar en la provocación y en las trampas de los otros.
No te comprometas fácilmente. Si actúas de manera precipitada sin tomar consciencia profundamente de la situación te vas a crear complicaciones. La gente no tiene confianza en aquellos que dicen sí muy fácilmente porque saben que ese famoso «sí» no es sólido y le falta valor. Toma un momento de silencio interno para considerar todo lo que se presenta y toma tu decisión después. Así desarrollarás la confianza en ti mismo y la sabiduría.
Si realmente hay algo que no sabes o que no tienes la respuesta a la pregunta que te han hecho, acéptalo. El hecho de no saber es muy incómodo para el ego porque le gusta saber todo, siempre tener razón y siempre dar su opinión muy personal. En realidad el ego no sabe nada, simplemente hace ver que sabe.
Evita juzgar y criticar, el Tao es imparcial y sin juicios, no critica a la gente, tiene una compasión infinita y no conoce la dualidad. Cada vez que juzgas a alguien lo único que haces es expresar tu opinión muy personal, y es una pérdida de energía, es puro ruido. Juzgar es una manera de esconder tus propias debilidades. El sabio tolera todo y no dirá ni una palabra.
Recuerda que todo lo que te molesta de los otros es una proyección de todo lo que todavía no has resulto de ti mismo.
Deja que cada quien resuelva sus propios problemas y concentra tu energía en tu propia vida.
Ocúpate de ti mismo, no te defiendas.
Cuando tratas de defenderte en realidad estás dándole demasiada importancia a las palabras de los otros y le das más fuerza a su agresión.


Si aceptas el no defenderte estás mostrando que las opiniones de los demás no te afectan, que son simplemente opiniones y que no necesitas convencer a los otros para ser feliz.
Tu silencio interno te vuelve impasible.
Haz regularmente un ayuno de la palabra para volver a educar al ego que tiene la mala costumbre de hablar todo el tiempo.
Practica el arte de no hablar. Toma un día a la semana para abstenerte de hablar. O por lo menos algunas horas en el día según lo permita tu organización personal. Este es un ejercicio excelente para conocer y aprender el universo del Tao ilimitado en lugar de tratar de explicar con las palabras qué es el Tao.
Progresivamente desarrollarás el arte de hablar sin hablar y tu verdadera naturaleza interna reemplazará tu personalidad artificial, dejando aparecer la luz de tu corazón y el poder de la sabiduría del silencio.
Gracias a esta fuerza atraerás hacia ti todo lo que necesitas para realizarte y liberarte completamente.
Pero hay que tener cuidado de que el ego no se inmiscuya.
El poder permanece cuando el ego se queda tranquilo y en silencio.
Si tu ego se impone y abusa de este poder, el mismo poder se convertirá en un veneno, y todo tu ser se envenenará rápidamente.
Quédate en silencio, cultiva tu propio poder interno.
Respeta la vida de los demás y de todo lo que existe en el mundo.
No trates de forzar, manipular y controlar a los otros.
Conviértete en tu propio maestro y deja a los demás ser lo que son, o lo que tienen la capacidad de ser.

Una vez, en tierras lejanas, un joven fue al bosque y le dijo a su guía espiritual:
-Quisiera tener riqueza sin límites, y con esa riqueza sin límites quiero ayudar y sanar al mundo. Por favor, ¿me darías el secreto para crear esa abundancia?
Y el maestro respondió:
-Hay dos diosas que habitan en el corazón de cada ser humano, y todos amamos profundamente a esos seres supremos. Pero existe un secreto que tienes que saber, y yo te lo diré.
Aunque amas a ambas diosas, debes prestar más atención a una de ellas.
Es la diosa del conocimiento y se llama Sarasvati. Persíguela, ámala, y préstale atención.
La otra, Lakshmi, es la diosa de la Abundancia.
Al ver que le prestas más atención a Sarasvati, Lakshmi se pondrá muy celosa y se fijará más en ti.
Cuanto más persigas a la diosa del Conocimiento, la de la Abundancia te perseguirá más a ti.
Te seguirá donde quiera que vayas, y nunca te abandonará. Y tendrás para siempre esa abundancia que deseas.»
El conocimiento, el deseo y el espíritu tienen fuerza y esa fuerza dentro de cada ser, es la clave para crear abundancia.

FIN

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